Niños & Hombres [Todos]

Iba de un lado a otro y aun así el tiempo parecía no avanzar. Mi padre le daba ciertas indicaciones a los gladiadores, entre ellos al aclamado Kraynos, quienes serían el centro de atención del espectáculo que se llevaría a cabo en el anfiteatro. Era la oportunidad para hacerse reclamar y evidentemente no iban a perder la posibilidad de ser reconocidos entre el montón. Solían destacar de diversas formas, ya sea por el arma que usen, su armadura o su estilo a la hora de pelear y para ello todos los gladiadores de la casa Magnus eran entrenados. Mi madre detuvo mi andar y mis pensamientos que iban de un extremo al otro. –Él estará bien- Siempre era el mismo susurro tranquilizador que utilizaba mi madre antes de que Kraynos pisara la arena y de momento los dioses habían oído nuestras plegarias.

Mi familia contaba con un lugar cerca de la arena junto a miembros del senado como otros lanistas de prestigio. Había posado mi mirada por las gradas y hasta me había imaginado junto al montón algo que seguramente nunca pasaría. Agradecí a la esclava que me había servido un poco de agua y me centre en la arena. Disfrutaba del espectáculo tanto como todos los presentes, pero no podía evitar sentir cierta presión en mi pecho de preocupación. Le hubiera rogado a mi padre porque no expusiera a su mejor gladiador, pero era el momento para que él se luciera y aunque a mí me pesara a Kraynos seguramente lo llenaba de orgullo haber sido seleccionado, algo normal siendo que era el mejor.

Esclavos y gladiadores habían sido soltados en la arena. Muchos caminaban prácticamente arrastrando su arma y no había que conocer demasiado para saber que serían los primeros en caer, pero otros en cambio avanzaban con una mirada salvaje dejando en claro que hoy se llevarían la gloria. La esclava lleno mi vaso con vino y yo no era de beber otra cosa que no fuese agua, pero para evitar que la castiguen le agradecí y bebí el contenido como si nada. Si había algo que detestaba era que tomaran represarías con sus sirvientes por faltas menores, pero cada quien era dueño de hacer lo que se le plazca con sus esclavos.

Había tomado un buen desayuno esa madrugada junto a los otros gladiadores. Había entrenado con ellos antes de partir y luego, otro poco más en las barracas del anfiteatro. Después de eso, había elevado junto a otros sus plegarias a los dioses y, finalmente, se había vestido con sus prendas de gladiador, un brazal de cuero y metal que cubría su brazo derecho y las armaduras al rededor de sus botas, dejando al descubierto gran parte de su cuerpo, tal y como solía ocurrir siempre: La seguridad de aquellos que entraban a la arena nunca había sido prioridad, especialmente si el pueblo lo que deseaba era ver esos cuerpos cubiertos de sangre.

Esa no sería una batalla como las que a él o a sus hermanos les gustaban. Sería solo una exhibición para satisfacer el hambre de diversión de los romanos, vertiendo la sangre de animales, de bestias salvajes arrancadas de sus tierras, dispuestas a dar su última batalla con tal de entregarles algo de placer a sus captores.

Si lo pensaba, no eran tan diferentes.

-Tigres desde el lejano oriente...- murmuró con algo de sarcasmo mientras se paraba junto a Kraynos -Debe ser martes.

Esperó a que se abrieran las puertas, saliendo junto a sus hermanos hacia la arena, recibiendo la ovación del público como un rugido más fuerte que el de las bestias que debían enfrentar, sintiendo como su cuerpo se llenaba del poder que precedía la batalla, ofreciéndole la oportunidad de lanzarse rápidamente contra la primera bestia, elevándose para esquivar la quijada del animal y enterrar su hacha en la mitad de su cráneo.

El miembro 'Wolfgang' ha efectuado la acción siguiente: Destino

'Eventual' :

El miembro 'Marcus' ha efectuado la acción siguiente: Destino

'Eventual' :