Situación Actual
Nos encontramos en el año 80 A.C, en la cual Roma es la potencia militar de Europa. En esta Roma existen cuatro Ludus que son sumamente importante y que proveen al pueblo romano de diversión colmada de sangre y violencia; los gladiadores. Estos hombres condenados son aclamados cual dioses cada que salen a la arena y pelean por su propia existencia. ¿Pero qué pasa cuando el senado tan solo puede prometer cantidades exorbitantes de oro a la casa Lanista que posea los mejores y más desalmados guerreros?
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» Las imágenes fueron sacadas de diversas fuentes como, por ejemplo, Google, Tumblr, ect. Pero fueron editadas por el Staff de modo que no se aceptan encontrar semejanzas, ¡Se original!.
» Foro inspirado en la saga de Spartacus.
» Los personajes Pre-Determinados le pertenecen al Staff del foro.
» Tanto expedientes como temas son de propiedad de cada uno de los miembros de LIFE OF THE DAMNED. Respeta el trabajo ajeno.
» Agradecemos a cada uno de los mencionados con anterioridad, ya que nos han sido de grandísima ayuda para abrir las puertas de LIFE OF THE DAMNED.
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"Don't scream and everything will be fine" [Artemis]
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"Don't scream and everything will be fine" [Artemis]
por Yggdrasill Miér Nov 18, 2015 8:37 pm
Día 14, Mes IV, Año 80 AC.
Mercado y negocios.
Mercado y negocios.
El mercado romano tenía dos normas basicas, nunca compres al precio estipulado y nunca venderás al precio que pones. Es una especie de trato, todo el mundo regatea, a todo el mundo le encanta fijar sus precios por eso es extraño ver que algo se compre a mansalva, al menos con los pobres como yo, o bueno, como los 'pobres' a los que tenía que robar porque dudaba que nadie con apellido ni título se pasase por estas calles empedradas. El mercado no estaba siempre disponible, los puestos iban rotando y se movían por la enorme capital romana pero era facil seguir la pista de algo que te gustaba, aunque la mejor mercancía estaba en la zona mas cercana a los monumentos a la muerte, como yo los llamaba, acercarse con la guardia era excesivamente peligroso. No obstante el que no jugaba no podía ganar.
Mis pasos se hicieron especialmente mas ágiles mientras caminaba entre los tejados de las fachadas que rodeaban al mercado. No era facil moverte por la ciudad si habias vivido un año en ella, desconfiando del todo el mundo descubres escondites por doquier. Casi parece como si la ciudad te pidiera que la escalaras, que corrieras cada centimetro de ella y, si quitabas a la gente que manchaba la ciudad y la corrompía, era una ciudad muy bonita. Llevé un gajo de aquella clementina a mi boca dejando que el ácido de la misma invadiera mi boca.
Apreté los labios con fuerza mientras moví los labios, que colgaban hacia el vacío a un par de metros del suelo mientras mi cuerpo se removió con suavidad. -For fanden -mancillé en mi lengua natal -que ácida. -mis labios casi se habian escondido en mi propia boca pero a decir verdad, era una pieza exquisita y para que mentir, no era de los que robaban por placer, pero había aprendido a hacerlo bastante bien, todo era juego de manos y de apariencias. Miré a la gente pasar bajo mis pies de forma despreocupada antes de arrancar otro y llevarlo a mi boca para experimentar aquella oleada dulce y ácida que tenía. Había visto pasar a un par de sujetos bastante desprevenidos, veía como saban el dinero y lo guardaban en el mismo bolsillo, la mujer parecía bastante mas indefensa, tenía una cesta en su mano y era evidente que era un objetivo mucho mas facil no obstante aquel hombre por no haber comprado nada aún, tenía mucho mas dinero potencial.
Descendí como una sombra por aquellas telas que hacían de tunel y protegían de los afilados rayos de sol que cubrían toda Roma, las sábanas son bastante resistentes cuando estan tensas y si ademas se entrelazan con otras es mas facil de lo que parece moverse. Avancé hacia uno de los pilares llevé mi mano al bolsillo de mi pantalon trasero y rasgué con un rapido movimiento de aquella daga las sabanas. Guardé el arma y descendí por aquel poste situado en mitad del camino como un marsupial que se aproximaba al suelo. Hubiern un par de quejidos por la sorpresa y el no entender que diablos pasaba, pero solo me coloqué aquella capucha del mismo color que mis holgadas y nada cuidadas ropas, yo mismo la habia cosido pero servía para que no te reconocieran, lo cual era un plus pues si te pillan, pierdes la mano.
Avancé entre el gentio, moviendo aquellas personas que debatían por piezas de plata, nuevos accesorios o telas traidas de la ruta de la Seda. Había visto a un par de guardias a trescientos metros, en una de las bifurcaciones hacia el interior de la ciudad por lo que otra patrulla no debía de andar demasiado lejos. Avancé hacia aquel hombre vestido con una excesiva llamativa toga, estaba pidiendo a gritos que le robara y eso mismo iba a hacer. Camine a cierta velocidad hacia él golpee su hombro contra el mio en un intento por hacerle perder el equilibrio, se tambaleó, '¿que demonios?' pronunció mientras su cuerpo intentaba recuperar el punto de apoyo.
-Disculpas. -dije en un marcado y falso tono romano (yo tenía acento, pero pronunciando las erres con un poco mas de notoriedad) aquello no era mas que un juego, saqué mi mano de su bolsillo derecho sujetando aquel bulto en mi mano y lo guarde en el mio, no tardando demasiado en salir caminando como si nada.
Pero no siempre las cosas iban bien. -¡Guardias! ¡Guardias! -gritó aquel hombre con su ronca voz. -¡Atrapen al ladron! -gritó intentando correr hacia mi. Pero yo sabía moverme entre las multitudes y sin quitarme la capucha corrí tan rapido como mis ágiles piernas me lo permitieron, no habia que correr contra la multitud, sino con ella, moverse entre los huecos que dejaban, para mover a una persona no tienes que chocarte sino golpear de abajo a arriba, la inercia hace que tengas mas fuerza que ellos y no puedan apenas frentarte. Giré a la derecha cuando la calle del mercado ajetreado se desplazó hacia dicho sentido. Miré hacia atrás, vi los uniformes de la guardia moverse a unos cien metros asi que intenté apretar el paso.
Pero entonces, ¡cataplas! Algo me frenó en seco y por suerte no caí, sino que al intentar esquivar a una persona otra apareció de la nada y me di un notorio cabezazo que me aturdió durante unos segundos -Knull -mascullé frotandome la frente, la capucha se había salido de mi cabeza y ahora estaba totalmente al descubierto, fue entonces cuando miré a aquel obstaculo que no había esquivado y era una mujer, terrible, terrible, terriblemente hermosa. -Lo siento. -me disculpé con sinceridad antes de mirar apresuradamente a ambos lados. Mierda, aquellos guardias ya habian dado la vuelta a la esquina, quizas podían no verme pero no tenía demasiadas ganas de comprobarlo. -¿Estas bien? -pregunté mostrando cierta preocupacion por ella, porque lo que iba a hacer requeriría de una confianza y tiempo que no había, ironicamente, tiempo para gestar. -Hagas lo que hagas no grites y todo irá bien. -pedí antes de escuchar el sonido de aquellas armaduras chasqueando al moverse casi como si estuvieran tras mis oidos. Llevé mi mano a su mejilla mirandola atentamente a los ojos, joder, eso lo hacía mas dificil todo pero tampoco tenía tiempo para perderlo asi que acerque mi rostro al suyo y lo besé, lentamente pero lo suficientemente intenso para que aparentara que no era algo forzado aunque probablemente ella no estaría dispuesta a seguirlo, mientras que para evitar que se separara demasiado apoyé mi mano en sus caderas atrayendola a mi y manteniendola a mi lado.
Escuché los pasos de aquellos guardias pasar de largo y tras un breve que casi parecio infinito, lento instante separé mi rostro del suyo. -Fiu. -aunque probablemente aquello no había acabado.
Yggdrasill
Re: "Don't scream and everything will be fine" [Artemis]
por Artemis Magnus Jue Nov 19, 2015 5:10 pm
Las tiendas apenas llegaban a veinte paso del ludus y aun así no se me era permitido recorrer por aquellas calles llenas de bullicio sin la compañía de algún gladiador que pueda velar por mi seguridad, ¿Pero qué peligro podría presentar el solo hecho de querer ir por un poco de tela? No es que no confiara en el buen gusto de quien mandara a comprar, pero quería ser yo la que comprara lo que necesitaba, ¿Quién mejor que yo para saber lo que precisaba? Además, ignorando aquellos que se dedicaban a tomar las cosas que no eran suyas, siempre era grato relacionarse con más personas.
Busque por debajo de mi cama un cofre que escondía en un rincón donde dentro guardaba diversos pañuelos y una amictus, eran prendas de segunda piel confeccionadas por mí misma. Nadie de mi status utilizaría algo tan de clase baja, pero mi propósito no era ser reconocida en el mercado y sin dudas la stola con muchos pliegues y bordados que acostumbraba a vestir no hacían más que delatarme. Como otras tantas veces, me escabullí sigilosamente por la casa hasta finalmente salir junto a un pequeño grupo de esclavas sin llamar la atención de los guardias. Una vez afuera, seguí mi propio andar.
Mi primera parada fue en una tienda de perfumes. Distintos aromas abundaban en el lugar y sin dudas despertaban mi interés, pero también se podían divisar diversos venenos o perfumes con fines ajenos de aromatizar. -¡Julia!- Exclamo una hermosa mujer a la vez que una pequeña me rociaba un poco de nardo. Les dedique una sonrisa, ya que no podía enojarme al haber sido perfumada con tan delicioso aroma, pero quien no parecía nada contenta era la esclava encargada de venderlos a la que le pague el precio total de la mercadería sin pelear por la baja del precio, gesto que sorprendió a las presentes y aún más a la pequeña cuando se lo obsequie.
No divisaba la tienda de telas y eso era malo porque si seguía haciendo paradas seguramente termine por gastar todo antes de llegar a mi propósito. Me alce en puntitas de pie con el fin de ver más allá de lo que mi altura me permitía, pero la muchedumbre tras chocarme me hizo perder el equilibro golpeando mi cabeza contra la de alguien más. Arrugue la frente ante el impacto y el dolor que eso me había dado. Tarde unos segundos en incorporarme y así poder comprender lo que el joven me decía. –No te disculpes, estoy bien…- Detuve mis palabras casi al momento ladeando mi cabeza para comprender las intenciones del muchacho y fue cuando me beso que finalmente entendí todo. Mis ojos se encontraban abiertos de par en par acompañados por un gesto de sorpresa, pero la situación fue más fuerte que cualquier pensamiento y termine cerrando los ojos. El beso no fue correspondido, pero tampoco hice demasiado en contra de ello.
Cuando mis labios quedaron libres volví a abrir mis ojos para verlo. Sentía mis mejillas arder y temía que al hablar solo fuese capaz de articular palabras sin ningún entendimiento. Pestañe varias veces con intención de que el joven frente a mí se esfumara y hasta por un momento desee que algún Dios le lanzara un rayo. Estaba apenada y aun sujetada por el culpable de aquello. Desvié mi mirada hacia el suelo mientras tomaba sus manos para apartarlas de mi cadera con el fin de separarme de él. No quería saber por qué había hecho eso ni tampoco si era algo a lo que acostumbraba a hacer. Le dedique una mirada y di medio giro para volver por donde había venido. Acomode mi capucha para ocultarme mejor de las miradas ajenas.
Busque por debajo de mi cama un cofre que escondía en un rincón donde dentro guardaba diversos pañuelos y una amictus, eran prendas de segunda piel confeccionadas por mí misma. Nadie de mi status utilizaría algo tan de clase baja, pero mi propósito no era ser reconocida en el mercado y sin dudas la stola con muchos pliegues y bordados que acostumbraba a vestir no hacían más que delatarme. Como otras tantas veces, me escabullí sigilosamente por la casa hasta finalmente salir junto a un pequeño grupo de esclavas sin llamar la atención de los guardias. Una vez afuera, seguí mi propio andar.
Mi primera parada fue en una tienda de perfumes. Distintos aromas abundaban en el lugar y sin dudas despertaban mi interés, pero también se podían divisar diversos venenos o perfumes con fines ajenos de aromatizar. -¡Julia!- Exclamo una hermosa mujer a la vez que una pequeña me rociaba un poco de nardo. Les dedique una sonrisa, ya que no podía enojarme al haber sido perfumada con tan delicioso aroma, pero quien no parecía nada contenta era la esclava encargada de venderlos a la que le pague el precio total de la mercadería sin pelear por la baja del precio, gesto que sorprendió a las presentes y aún más a la pequeña cuando se lo obsequie.
No divisaba la tienda de telas y eso era malo porque si seguía haciendo paradas seguramente termine por gastar todo antes de llegar a mi propósito. Me alce en puntitas de pie con el fin de ver más allá de lo que mi altura me permitía, pero la muchedumbre tras chocarme me hizo perder el equilibro golpeando mi cabeza contra la de alguien más. Arrugue la frente ante el impacto y el dolor que eso me había dado. Tarde unos segundos en incorporarme y así poder comprender lo que el joven me decía. –No te disculpes, estoy bien…- Detuve mis palabras casi al momento ladeando mi cabeza para comprender las intenciones del muchacho y fue cuando me beso que finalmente entendí todo. Mis ojos se encontraban abiertos de par en par acompañados por un gesto de sorpresa, pero la situación fue más fuerte que cualquier pensamiento y termine cerrando los ojos. El beso no fue correspondido, pero tampoco hice demasiado en contra de ello.
Cuando mis labios quedaron libres volví a abrir mis ojos para verlo. Sentía mis mejillas arder y temía que al hablar solo fuese capaz de articular palabras sin ningún entendimiento. Pestañe varias veces con intención de que el joven frente a mí se esfumara y hasta por un momento desee que algún Dios le lanzara un rayo. Estaba apenada y aun sujetada por el culpable de aquello. Desvié mi mirada hacia el suelo mientras tomaba sus manos para apartarlas de mi cadera con el fin de separarme de él. No quería saber por qué había hecho eso ni tampoco si era algo a lo que acostumbraba a hacer. Le dedique una mirada y di medio giro para volver por donde había venido. Acomode mi capucha para ocultarme mejor de las miradas ajenas.
Artemis Magnus
Re: "Don't scream and everything will be fine" [Artemis]
por Yggdrasill Jue Nov 19, 2015 10:14 pm
El instinto te salvaba del diez por ciento de todos los problemas, el otro noventa restante era suerte, ¡pero por algo hay que empezar! El instinto no se contrata, no se gana, no se crea ni se aprende, simplemente surge, es como el florecer de una planta delicada, surge cuando tiene que surgir, igual que un mago no aparece cuando se le necesita, sino que aparece en el ultimo momento, cuando todo parece estar perdida, pues la luz es mas grande cuanta mas es la oscuridad que la rodea. Aunque pensandolo bien, menuda chorrada ¿no? Si era un mago siempre podría haber hecho que nadie sufriera, y si no podía, era una mierda de mago, como un partenón de grande.
Mi instinto era una extraña fuerza invisible. No hablaba, no decía nada, ni quería ser escuchada, era como esa chispa que hacía encender un fuego e iluminaba la noche, podía surgir del interior de mi pecho y arramblaba con cualquier intento de no actuar. A veces el instinto no era bueno, podía reconocerlo, dejarse llevar por él podía hacer que el diez por ciento fuera en tu contra, pero algunas veces o tenías otra opcion. Como aquella vez que esas gruesas y rollizas manos se clavaron en mi cuello, aquella vez en la que el aire se aprisionaba en mi tráquea y estaba a punto de perder la consciencia, aquella vez que sentía la oscura presencia de la muerte en mi ser, mas cerca que nunca (que ya era mucho decir si eras un mísero esclavo). Mi instinto me hizo matar y ya he aceptado que eso es inevitable, aunque no me siento orgulloso era lo unico que podía haber hecho, igual que con mi antiguo señor. No solo yo quería verlo muerto al ver lo que hizo, ella tambien lo quería, y los Æsir me lo transmitieron con aquella maldita visión, ¿pero quien era yo para cuestionar lo que veía, si al final sucedía de una forma u otra? Si tenía que cometer errores, si tenía que mancharme de sangre, prefería ser yo a otro, podía vivir con ello. Con el castigo que tuviera que aceptar.
Aquel beso. Sí, no fue el mejor beso del mundo. Tampoco pude besarla propiamente dicho, le robé un beso. Ella no hizo nada para responderlo, como esperaba, pero podía decir varias cosas de ella. La había visto antes de bueno, lanzarme a su boca como un depravado (de entre los cuales, como apenas la toqué mas de lo necesario, sería el mas puro de todos), era una mujer muy hermosa, era de las que podrían sacartelo todo con una sonrisa, sus ojos eran brillantes, su cabello relucía y aunque ciertos elementos de su ropa podían chasquear con la imagen de mujer noble, rica y amanerada que era dejaba una sensación cálida al verla. Lo segundo era que por alguna razon, no se resistió, lo cual fue una sorpresa con todas las letras.
Lo penultimo, olía endiabladamente bien, ¿que podía ser? ¿Algun cítrico? No, no era tan agresivo, ¿Dulce? No, tampoco, era cálido y fresco. No sabía demasiado de perfumes, como podras notar no me llega el 'salario' para nada. Lo ultimo fue lo mas intenso de todo, sabía bien, no, no le había metido un bocado y catado, tiendo a comer comida cocinada y no humana, pero incluso aunque aquel fue un mero contacto superficial, un fingido beso por su parte, fue avkopplande este...¿como se dice? ¿relajante? Sí, relajante. Los guardias pasaron de largo y entonces me separé lentamente de ella, como si eso fuera a mantener nuestro contacto mas prolongado, supongo que siempre tenía fé en imposibles.
Se separó sin decir ni hacer nada, en serio, eral o mas raro que me habia pasado en los ultimos meses, un golpe sería lo mas adecuado y no me malinterpretes, no me gusta que me golpeen, pero, ¿que clase de persona no reaccionaba asi en esa situacion? Comenzó a andar antes de que yo siquiera pudiera decir nada, auqnue creo que ese era su derecho, metí en mi mano aquel paquete en el bolsillo de mi pantalon y la seguí. -Eh, oye. -no sabia su nombre asi que no sabía como llamarla. -Espera. -pedí avanzando entre el gentío, tenia bemoles la cosa, ahora me costaba hasta avanzar por mi propio elemento.
-Siento lo de antes, pero no tenía ideas mejores. -ni ninguna otra idea, pero había funcionado. ¿Que diablos pasaba en su mente? Se la notaba ausente, distraida, mas bien, parecía extraña, no ante el mundo, sino para mi, y eso despertó mi interés, como la luz de su mirada. Solté un leve bufido y negué con la cabeza antes de tomarla de la muñeca. -Espera. -repetí intentando hacer que se quedara quieta. -Se te...cayó esto. -anuncié antes de meter mi mano en el bolsillo y sacar esa bolsa que había sacado del suyo, de haber recibido un golpe incluso lo habría considerado un quid pro quo, pero algo dentro de mi me decía que no podía hacerlo, y ahora odiaba mas que nunca esa voz.
Mi instinto era una extraña fuerza invisible. No hablaba, no decía nada, ni quería ser escuchada, era como esa chispa que hacía encender un fuego e iluminaba la noche, podía surgir del interior de mi pecho y arramblaba con cualquier intento de no actuar. A veces el instinto no era bueno, podía reconocerlo, dejarse llevar por él podía hacer que el diez por ciento fuera en tu contra, pero algunas veces o tenías otra opcion. Como aquella vez que esas gruesas y rollizas manos se clavaron en mi cuello, aquella vez en la que el aire se aprisionaba en mi tráquea y estaba a punto de perder la consciencia, aquella vez que sentía la oscura presencia de la muerte en mi ser, mas cerca que nunca (que ya era mucho decir si eras un mísero esclavo). Mi instinto me hizo matar y ya he aceptado que eso es inevitable, aunque no me siento orgulloso era lo unico que podía haber hecho, igual que con mi antiguo señor. No solo yo quería verlo muerto al ver lo que hizo, ella tambien lo quería, y los Æsir me lo transmitieron con aquella maldita visión, ¿pero quien era yo para cuestionar lo que veía, si al final sucedía de una forma u otra? Si tenía que cometer errores, si tenía que mancharme de sangre, prefería ser yo a otro, podía vivir con ello. Con el castigo que tuviera que aceptar.
Aquel beso. Sí, no fue el mejor beso del mundo. Tampoco pude besarla propiamente dicho, le robé un beso. Ella no hizo nada para responderlo, como esperaba, pero podía decir varias cosas de ella. La había visto antes de bueno, lanzarme a su boca como un depravado (de entre los cuales, como apenas la toqué mas de lo necesario, sería el mas puro de todos), era una mujer muy hermosa, era de las que podrían sacartelo todo con una sonrisa, sus ojos eran brillantes, su cabello relucía y aunque ciertos elementos de su ropa podían chasquear con la imagen de mujer noble, rica y amanerada que era dejaba una sensación cálida al verla. Lo segundo era que por alguna razon, no se resistió, lo cual fue una sorpresa con todas las letras.
Lo penultimo, olía endiabladamente bien, ¿que podía ser? ¿Algun cítrico? No, no era tan agresivo, ¿Dulce? No, tampoco, era cálido y fresco. No sabía demasiado de perfumes, como podras notar no me llega el 'salario' para nada. Lo ultimo fue lo mas intenso de todo, sabía bien, no, no le había metido un bocado y catado, tiendo a comer comida cocinada y no humana, pero incluso aunque aquel fue un mero contacto superficial, un fingido beso por su parte, fue avkopplande este...¿como se dice? ¿relajante? Sí, relajante. Los guardias pasaron de largo y entonces me separé lentamente de ella, como si eso fuera a mantener nuestro contacto mas prolongado, supongo que siempre tenía fé en imposibles.
Se separó sin decir ni hacer nada, en serio, eral o mas raro que me habia pasado en los ultimos meses, un golpe sería lo mas adecuado y no me malinterpretes, no me gusta que me golpeen, pero, ¿que clase de persona no reaccionaba asi en esa situacion? Comenzó a andar antes de que yo siquiera pudiera decir nada, auqnue creo que ese era su derecho, metí en mi mano aquel paquete en el bolsillo de mi pantalon y la seguí. -Eh, oye. -no sabia su nombre asi que no sabía como llamarla. -Espera. -pedí avanzando entre el gentío, tenia bemoles la cosa, ahora me costaba hasta avanzar por mi propio elemento.
-Siento lo de antes, pero no tenía ideas mejores. -ni ninguna otra idea, pero había funcionado. ¿Que diablos pasaba en su mente? Se la notaba ausente, distraida, mas bien, parecía extraña, no ante el mundo, sino para mi, y eso despertó mi interés, como la luz de su mirada. Solté un leve bufido y negué con la cabeza antes de tomarla de la muñeca. -Espera. -repetí intentando hacer que se quedara quieta. -Se te...cayó esto. -anuncié antes de meter mi mano en el bolsillo y sacar esa bolsa que había sacado del suyo, de haber recibido un golpe incluso lo habría considerado un quid pro quo, pero algo dentro de mi me decía que no podía hacerlo, y ahora odiaba mas que nunca esa voz.
Yggdrasill
Re: "Don't scream and everything will be fine" [Artemis]
por Artemis Magnus Vie Nov 20, 2015 3:09 am
Era en vano intentar apresurar el paso, ya que la gente no parecía ceder. Pero todo pareció detenerse cuando volví a oír la voz de aquel que minutos antes me había besado, ¿Y ahora que quería? Solté un suspiro intentando escabullirme y así perderme entre la multitud, pero para ese entonces él ya me había tomado por la muñeca deteniendo mi andar. Lo mire directo a los ojos, ¿Por qué le huía? Bueno, no era que le temía, pero no estaba acostumbrada a que cualquiera viniera a besarme así porque sí. Mientras él buscaba algo en su bolsillo aproveche para retroceder unos pasos para evitar estar muy cerca de él.
Ladee la cabeza reconociendo mi bolsa. -¿Se me cayó?- Enarque una ceja y tome lo que me pertenecía. –No deberías tomar lo que no te corresponde- Observe de reojo a los guardias que se encontraban en una tienda de frutas y regrese mi mirada en él. No iba a acusarlo y en parte agradecía no estar acompañada por algún gladiador de la casa porque seguramente no dudarían en castigarlo, incluso, si mi padre se enteraría de esto podía asegurar que ni los Dioses lo salvarían de su ira. –Artemis.. Me llamo Artemis- Y luego de decir mi nombre me arrepentí por lo haber optado por uno falso. -¿Ideas para que fin?- Pregunte con respecto a lo que había comentado antes. Por más que lo pensara no venía a mi una respuesta que justificara la acción que había tomado.
A unos tres pasos de donde nos encontrábamos vi que venían hacia nuestra dirección mis padres. Mire hacia los lados y no titubee demasiado en ir a ocultarme a una taberna. Los clientes eran de bajos recursos y personas no muy adeptas a la higiene, por lo que ni imaginar la cacofonía de aromas que se respiraba dentro. Pero se podía decir que prefería eso antes que enfrentar a mi padre. –Oye, pero mirad que prostituta más puritana- Alzo la voz un hombre robusto de poca altura girando a mi alrededor balanceándose de un lado al otro dejando en evidencia su ebriedad. Trague saliva retrocediendo, pero me sujeto del cabello tras quitarme mi pañuelo. –Venga, vamos a follar- Susurro en mi oído arrastrando cada una de las palabras. –Suélteme. Le daré todo mi dinero- Pero el hombre ni se mosqueo ante mi propuesta.. Claramente sus deseos en ese momento eran otros. Me acorralo entre él y un muro, nadie parecía notar lo que estaba pasando, y empezó a salivar mi cuello, ¿Iba a violarme? ¿Los Dioses se lo iban a permitir? Le rece en mi mente a la Diosa Artemisa para que me ayudara. Sin respuestas, desesperada, le mordí la mejilla arrancándole un pedazo de carne. Retrocedió sujetándose justo donde lo había mordido, parte que no dejaba de sangrar, y sin medir palabras me abofeteo haciéndome caer.
Ladee la cabeza reconociendo mi bolsa. -¿Se me cayó?- Enarque una ceja y tome lo que me pertenecía. –No deberías tomar lo que no te corresponde- Observe de reojo a los guardias que se encontraban en una tienda de frutas y regrese mi mirada en él. No iba a acusarlo y en parte agradecía no estar acompañada por algún gladiador de la casa porque seguramente no dudarían en castigarlo, incluso, si mi padre se enteraría de esto podía asegurar que ni los Dioses lo salvarían de su ira. –Artemis.. Me llamo Artemis- Y luego de decir mi nombre me arrepentí por lo haber optado por uno falso. -¿Ideas para que fin?- Pregunte con respecto a lo que había comentado antes. Por más que lo pensara no venía a mi una respuesta que justificara la acción que había tomado.
A unos tres pasos de donde nos encontrábamos vi que venían hacia nuestra dirección mis padres. Mire hacia los lados y no titubee demasiado en ir a ocultarme a una taberna. Los clientes eran de bajos recursos y personas no muy adeptas a la higiene, por lo que ni imaginar la cacofonía de aromas que se respiraba dentro. Pero se podía decir que prefería eso antes que enfrentar a mi padre. –Oye, pero mirad que prostituta más puritana- Alzo la voz un hombre robusto de poca altura girando a mi alrededor balanceándose de un lado al otro dejando en evidencia su ebriedad. Trague saliva retrocediendo, pero me sujeto del cabello tras quitarme mi pañuelo. –Venga, vamos a follar- Susurro en mi oído arrastrando cada una de las palabras. –Suélteme. Le daré todo mi dinero- Pero el hombre ni se mosqueo ante mi propuesta.. Claramente sus deseos en ese momento eran otros. Me acorralo entre él y un muro, nadie parecía notar lo que estaba pasando, y empezó a salivar mi cuello, ¿Iba a violarme? ¿Los Dioses se lo iban a permitir? Le rece en mi mente a la Diosa Artemisa para que me ayudara. Sin respuestas, desesperada, le mordí la mejilla arrancándole un pedazo de carne. Retrocedió sujetándose justo donde lo había mordido, parte que no dejaba de sangrar, y sin medir palabras me abofeteo haciéndome caer.
Artemis Magnus
Re: "Don't scream and everything will be fine" [Artemis]
por Yggdrasill Vie Nov 20, 2015 9:24 am
Tenía que seguirla, era algo que había que hacer, no porque que quisiera, que también, sino porque tenia que hacerlo. Uno no se topaba con joyas asi todos los dias, y te lo dice alguien que ha estado de niño en las minas, y si lo hacías y no lo comunicabas te exponías a que te cortaran una mano, y si te cortaban una mano ya podías suponer el esfuerzo que costaba siquiera llegar a cumplir los cupos, si es que no morías de una infección o de pérdida de sangre. Por suerte no me costó demasiado alcanzarla, mentiría si dijera que hice aquello, lo de ir a por ella, para devolverle su dinero, aunque aquello habia sido un acto reflejo, un instinto de supervivencia que había aprovechado cuando apoyé la mano en sus caderas para evitar que se marchara, porque bueno, era bastante facil y cuando vives al dia aprendes a no dejar escapar lo que puedas cazar.
Pero quería verla. Quería hablar con ella. Reconocía ese aura de misterio que tenian algunos, supongo que yo emitía lo mismo cuando alguien me escuchaba hablar en una lengua desconocida, o cuando creían que no los entendia, que no sabía hablar o a saber que pensaban cuando veían los tatuajes que yo mismo me hacía para la representación del Arbol de la Vida. -¿Por qué iba a devolvertelo si te lo hubiera quitado? -pregunté como respuesta antes de que ella cogiera aquella bolsita, que para ser sinceros, era bastante tierna, la mayoría solían ser genéricas, comunes, pero la suya parecía hecha para ella, por ella.
El problema de saciar la curiosidad es que tienes que tener algo con lo que jugar, bien podía usar mi insistencia como arma pero la gente era muy aburrida y tenian por costumbre preguntar las cosas, negarse a hablar o incluso enfadarse, ¡con lo bonito que era satisfacer la curiosidad!...aunque para que mentir. Ella era demasiado atractiva, no guapa, no, atractiva. Me atraía, como la necesidad intrinseca entre un hombre y el agua, ya fuera para el baño o el consumo, o el mero relax, habia examinado su cuerpo con cierta dificultad porque tampoco es que ella estuviera posando para mi, pero sus ojos, su cabello, su tez, sus labios o su pequeña naricita eran delicias que no encontraria en otros diecisiete años ademas, si algo aprendi era a conseguir un 'sí' como respuesta.
Escuché su nombre y una gran sonrisa se mostró por mi rostro. No era comun ver a alguien como yo sonriendo pero dejé de temer al mundo cuando alcancé los quince años, cuando aquello sucedió. -Yo soy Yggdrasill -pronuncié con una perfecta entonación propia de alguien de Sveadland, arrugé la frente al escuchar lo que decía, pero tampoco tenía porque mentir. -Porque hubo alguien a quien sí le quite algo, pero iba a darle mal uso. -no es que yo fuera quien para decir que podía hacer alguien con su dinero pero sí, vivir en la riqueza mientras otros apenas sobreviven es injusto, y por tanto si eres astuto, ¿porque no aprovecharte de eso? A él no iba a suponerle una gran pérdida y a mi me podía dar varios dias, con suerte.
-¿Se puede saber a don...? -pero no terminé la respuesta pues ella se escurrió entre la multitud y fue directo a una de las tabernas cercanas. No lo supe porque la hubiera visto directamente sino porque dejo un rastro de movimientos entre las gentes apartandolas de su lado, ¿de que diablos huía y porqué tenía tanta prisa? Pero si quería que me fuera necesitaría algo mas que eso. La seguí tras los segundos de ventaja que me había sacado farfullando algo parecido al "si que le gusta corretear" pero porque no encontraba la forma de decirlo en latín. Reconocía aquel lugar porque bueno, cuando vives un año en la calle aprendes a identificar los sitios peligrosos o no duraste un año en ella, no obstante yo no habría entrado allí siendo una mujer, no por nada, sino porque la gente era mas dada a ser imbécil con una.
No tuvo ni la mísera delicadeza de dejarme la puerta abierta, ahora me debía un segundo beso, ¿que es eso de cerrar y no esperar a que pase el resto? ¡Menudos modales tenía la chica! Pero nada mas crucé el umbral de la puerta, y mis ojos se acostumbraron lo mas rapido que pudieron a la falta de luz de aquel lugar, el sonido de una nada agradable conversación llego a mis oídos. Alguien le ordenaba elegamente que fueran a follar y una parte de mi ardió al instante, no toleraba las faltas de respeto de ese tipo, no toleraba que alguien intentara abusar de un poder, y por algun otro motivo, lo resto libre ue quedaba de mi ardió por una extraña sensacion de ¿proteccion? ¿ira? Pero si era lo segundo, ¿por que me importaba hasta ese punto? Oh...ya, porque no soy un gilipollas como el resto de personas.
Empecé mi rapida marcha hacia ella, que estaba acorralada en una esquina, otro grave error y con aquel hombre pegado a ella, contando los dos que le apoyaban desde atras, era un totalmente justo uno contra tres. Pero la chica tampoco era tonta y se defendió arrancandole un torzo de la cara, no era elegante pero joder, le había hechado valía al asunto. Y fue cuando la abofeteó de vuelta que aquel ardor se hizo tan tangible que mi sangre burbujeó dentro de mi carne. -¡Eh, tú! ¡Gilipollas! -grité acercandome a ellos, uno de los dos que estaban atrás se giró para mirarme, y fue en ese momento donde agarré uno de los taburetes que había junto a la mesa y le dí un poderoso y directo golpe ascendente por la mandibula. Yo no era fuerte, significaba que no podía soportar un peso excesivo pero era rápido, lo que significaba que tenía la ventaja de la rapidez.
El taburete se hizo añicos, mas por la mala madera que por el impacto, pero aquel hombre salió despedido en la direccion contraria, su espalda chocó contra la pared e inconsciente, y sangrando cayó al suelo como un peso muerto.
-¿Pero que demonios? -murmuró el otro que tenia por intencion unirse al que le faltaba ahora un trozo de carne sobre la cara. -Te acabas de meter en problemas mas grandes que tú, puto extranjero. -en atura me sacaba unos cuantos centimetros, apestaba a alcohol, tenía una barba mas que descuidada, y sus ropas parecían raídas. Cargó contra mi y llevé mi mano al cinto que rodeaba mi pantalon (mas concretamente a la parte trasera) y no hice nada. Me quedé quieto y recibí aquel golpe en la mandibula, tuve la precaucion de mover mi rostro en la misma direccion y de clavar mis pies al suelo. Fue entonces cuando toda su energia cinética cesó que sujeté con fuerza la empuñadura de la daga y la clavé en el lateral izquierdo de su figura, a cinco dedos pulgares y medio de su costillar.
-Ahora que tengo tu atencion... -murmuré sujetando con fuerza aquel trozo de latón que formaba la empuñadura, la roté suavemente haciendo que emitiera un notorio grito de dolor y escupiera un poco de sangre. -Tienes doce minutos para encontrar un médico que cierre la herida y la suture, suponiendo que tengas lo suficiente para que no mueras de la infección que él mismo te cause, ¿quieres malgastarlos... aquí? -añadí finalmente antes de rotar la hoja un poco mas, su cuerpo retrocedió un poco y sus piernas temblaron, cayó de rodillas al suelo. Negó con la cabeza. Saqué rapidamente la daga en un recto movimiento y no le faltó tiempo que malgastar pues se fue. Me mantuve en posicion de ataque mirando al ultimo de los tres, mis piernas clavadas en el suelo y las rodillas levemente flexionadas, mi cuerpo inclinado hacia adelante, tenía el rostro enrojecido donde había recibido aquel potente golpe, pero un capataz de mina hacía mucho mas daño a un niño de ocho años que eso. -¿Y bien? -pregunté mirando al ultimo de los tres.
Pero quería verla. Quería hablar con ella. Reconocía ese aura de misterio que tenian algunos, supongo que yo emitía lo mismo cuando alguien me escuchaba hablar en una lengua desconocida, o cuando creían que no los entendia, que no sabía hablar o a saber que pensaban cuando veían los tatuajes que yo mismo me hacía para la representación del Arbol de la Vida. -¿Por qué iba a devolvertelo si te lo hubiera quitado? -pregunté como respuesta antes de que ella cogiera aquella bolsita, que para ser sinceros, era bastante tierna, la mayoría solían ser genéricas, comunes, pero la suya parecía hecha para ella, por ella.
El problema de saciar la curiosidad es que tienes que tener algo con lo que jugar, bien podía usar mi insistencia como arma pero la gente era muy aburrida y tenian por costumbre preguntar las cosas, negarse a hablar o incluso enfadarse, ¡con lo bonito que era satisfacer la curiosidad!...aunque para que mentir. Ella era demasiado atractiva, no guapa, no, atractiva. Me atraía, como la necesidad intrinseca entre un hombre y el agua, ya fuera para el baño o el consumo, o el mero relax, habia examinado su cuerpo con cierta dificultad porque tampoco es que ella estuviera posando para mi, pero sus ojos, su cabello, su tez, sus labios o su pequeña naricita eran delicias que no encontraria en otros diecisiete años ademas, si algo aprendi era a conseguir un 'sí' como respuesta.
Escuché su nombre y una gran sonrisa se mostró por mi rostro. No era comun ver a alguien como yo sonriendo pero dejé de temer al mundo cuando alcancé los quince años, cuando aquello sucedió. -Yo soy Yggdrasill -pronuncié con una perfecta entonación propia de alguien de Sveadland, arrugé la frente al escuchar lo que decía, pero tampoco tenía porque mentir. -Porque hubo alguien a quien sí le quite algo, pero iba a darle mal uso. -no es que yo fuera quien para decir que podía hacer alguien con su dinero pero sí, vivir en la riqueza mientras otros apenas sobreviven es injusto, y por tanto si eres astuto, ¿porque no aprovecharte de eso? A él no iba a suponerle una gran pérdida y a mi me podía dar varios dias, con suerte.
-¿Se puede saber a don...? -pero no terminé la respuesta pues ella se escurrió entre la multitud y fue directo a una de las tabernas cercanas. No lo supe porque la hubiera visto directamente sino porque dejo un rastro de movimientos entre las gentes apartandolas de su lado, ¿de que diablos huía y porqué tenía tanta prisa? Pero si quería que me fuera necesitaría algo mas que eso. La seguí tras los segundos de ventaja que me había sacado farfullando algo parecido al "si que le gusta corretear" pero porque no encontraba la forma de decirlo en latín. Reconocía aquel lugar porque bueno, cuando vives un año en la calle aprendes a identificar los sitios peligrosos o no duraste un año en ella, no obstante yo no habría entrado allí siendo una mujer, no por nada, sino porque la gente era mas dada a ser imbécil con una.
No tuvo ni la mísera delicadeza de dejarme la puerta abierta, ahora me debía un segundo beso, ¿que es eso de cerrar y no esperar a que pase el resto? ¡Menudos modales tenía la chica! Pero nada mas crucé el umbral de la puerta, y mis ojos se acostumbraron lo mas rapido que pudieron a la falta de luz de aquel lugar, el sonido de una nada agradable conversación llego a mis oídos. Alguien le ordenaba elegamente que fueran a follar y una parte de mi ardió al instante, no toleraba las faltas de respeto de ese tipo, no toleraba que alguien intentara abusar de un poder, y por algun otro motivo, lo resto libre ue quedaba de mi ardió por una extraña sensacion de ¿proteccion? ¿ira? Pero si era lo segundo, ¿por que me importaba hasta ese punto? Oh...ya, porque no soy un gilipollas como el resto de personas.
Empecé mi rapida marcha hacia ella, que estaba acorralada en una esquina, otro grave error y con aquel hombre pegado a ella, contando los dos que le apoyaban desde atras, era un totalmente justo uno contra tres. Pero la chica tampoco era tonta y se defendió arrancandole un torzo de la cara, no era elegante pero joder, le había hechado valía al asunto. Y fue cuando la abofeteó de vuelta que aquel ardor se hizo tan tangible que mi sangre burbujeó dentro de mi carne. -¡Eh, tú! ¡Gilipollas! -grité acercandome a ellos, uno de los dos que estaban atrás se giró para mirarme, y fue en ese momento donde agarré uno de los taburetes que había junto a la mesa y le dí un poderoso y directo golpe ascendente por la mandibula. Yo no era fuerte, significaba que no podía soportar un peso excesivo pero era rápido, lo que significaba que tenía la ventaja de la rapidez.
El taburete se hizo añicos, mas por la mala madera que por el impacto, pero aquel hombre salió despedido en la direccion contraria, su espalda chocó contra la pared e inconsciente, y sangrando cayó al suelo como un peso muerto.
-¿Pero que demonios? -murmuró el otro que tenia por intencion unirse al que le faltaba ahora un trozo de carne sobre la cara. -Te acabas de meter en problemas mas grandes que tú, puto extranjero. -en atura me sacaba unos cuantos centimetros, apestaba a alcohol, tenía una barba mas que descuidada, y sus ropas parecían raídas. Cargó contra mi y llevé mi mano al cinto que rodeaba mi pantalon (mas concretamente a la parte trasera) y no hice nada. Me quedé quieto y recibí aquel golpe en la mandibula, tuve la precaucion de mover mi rostro en la misma direccion y de clavar mis pies al suelo. Fue entonces cuando toda su energia cinética cesó que sujeté con fuerza la empuñadura de la daga y la clavé en el lateral izquierdo de su figura, a cinco dedos pulgares y medio de su costillar.
-Ahora que tengo tu atencion... -murmuré sujetando con fuerza aquel trozo de latón que formaba la empuñadura, la roté suavemente haciendo que emitiera un notorio grito de dolor y escupiera un poco de sangre. -Tienes doce minutos para encontrar un médico que cierre la herida y la suture, suponiendo que tengas lo suficiente para que no mueras de la infección que él mismo te cause, ¿quieres malgastarlos... aquí? -añadí finalmente antes de rotar la hoja un poco mas, su cuerpo retrocedió un poco y sus piernas temblaron, cayó de rodillas al suelo. Negó con la cabeza. Saqué rapidamente la daga en un recto movimiento y no le faltó tiempo que malgastar pues se fue. Me mantuve en posicion de ataque mirando al ultimo de los tres, mis piernas clavadas en el suelo y las rodillas levemente flexionadas, mi cuerpo inclinado hacia adelante, tenía el rostro enrojecido donde había recibido aquel potente golpe, pero un capataz de mina hacía mucho mas daño a un niño de ocho años que eso. -¿Y bien? -pregunté mirando al ultimo de los tres.
Yggdrasill
Re: "Don't scream and everything will be fine" [Artemis]
por Artemis Magnus Vie Nov 20, 2015 4:38 pm
Desde el suelo no quitaba mi mirada de aquel hombre incapaz de detener su sangrado. La reacción de mi padre para cuando vea mi rostro marcado había pasado al segundo plano cuando vi que no solo era un hombre sino tres. Cual esfuerzo que me propusiera hacer contra ellos claramente iba a ser en vano. Había sido entrenada como una gladiadora, pero jamás había peleado realmente, es más, ni siquiera había sido un entrenamiento duro ni muy bueno. Mi atención se centro en Igg.. ¿Cómo dijo que se llamaba? Entre el ruido de la gente y entre que su nombre no me había sonado muy simple se me había olvidado con facilidad. Además, no podía pensar demasiado mientras un espectáculo se desarrollaba frente a mis ojos, a apenas unos pasos de distancia.
Mientras los hombres se mantenían entretenidos aproveche para ponerme de pie notando que mi labio sangraba. Suspire profundo sabiendo de ante mano que en casa los problemas seguirían. -¿Se encuentra bien?- Me pregunto aquella mujer con la que me había topado en la tienda de perfumes, pero esta vez no se encontraba acompañada por la pequeña Julia sino de un hombre a quien ayudaba a mantenerse de pie. Asentí bajando la vista apenada encontrando con mi mirada la espada corta que cargaba aquel hombre completamente borracho. Mi instinto fue más fuerte que mi razón y sin pensarlo demasiado tome el arma ajena para ir hacia el hombre regordete que me había atacado. -¡Hey, tú!- Exclame. Igg se había encargado sin problemas de los otros, pero éste iba a ser exclusivamente mío porque su golpe me costaría caro y no podía evitar, al menos, tomar represarías. El hombre volteo al verme y no tardo en sonreír sombríamente, seguramente, al verme empuñando un arma. Sin sentirse intimidado por las acciones de mi.. ¿Héroe? ni muchos menos por mí se volvió a abalanzar hacia mí con una mirada hambrienta de venganza. Cuando solo estuvo a un paso de distancia le atravesé el cuello. El hombre murió ahogándose en su propia sangre.
Le devolví la espada que no me pertenecía a la mujer de su dueño y tome mi pañuelo que se encontraba en el mugroso suelo. Me acerque a Igg sin decirle nada y tome su mano para amarrarle mi pañuelo en su muñeca. –Gracias- Susurre sintiendo como mis piernas temblaban. Tire del pañuelo saliendo del lugar obligándolo a salir al chico también, ya que de seguir ahí correríamos el riesgo de ser víctimas de una emboscada. –Llévame a un lugar seguro, por favor- Prácticamente se lo estaba rogando. Había sido testigo de más muertes de las que podría llegar a contar, pero jamás había protagonizado una. No sentía lastima por el difunto sino por haberme tenido que ensuciar las manos por alguien como él. Pase mi lengua por mi labio inferior intentando limpiar la sangre. Si, estaba aterrada por la reacción que tomaría mi padre. Pero me tranquilizaba saber que ahí iba a estar Kraynos para intentar aliviar mis dolencias o eso creía.
Mientras los hombres se mantenían entretenidos aproveche para ponerme de pie notando que mi labio sangraba. Suspire profundo sabiendo de ante mano que en casa los problemas seguirían. -¿Se encuentra bien?- Me pregunto aquella mujer con la que me había topado en la tienda de perfumes, pero esta vez no se encontraba acompañada por la pequeña Julia sino de un hombre a quien ayudaba a mantenerse de pie. Asentí bajando la vista apenada encontrando con mi mirada la espada corta que cargaba aquel hombre completamente borracho. Mi instinto fue más fuerte que mi razón y sin pensarlo demasiado tome el arma ajena para ir hacia el hombre regordete que me había atacado. -¡Hey, tú!- Exclame. Igg se había encargado sin problemas de los otros, pero éste iba a ser exclusivamente mío porque su golpe me costaría caro y no podía evitar, al menos, tomar represarías. El hombre volteo al verme y no tardo en sonreír sombríamente, seguramente, al verme empuñando un arma. Sin sentirse intimidado por las acciones de mi.. ¿Héroe? ni muchos menos por mí se volvió a abalanzar hacia mí con una mirada hambrienta de venganza. Cuando solo estuvo a un paso de distancia le atravesé el cuello. El hombre murió ahogándose en su propia sangre.
Le devolví la espada que no me pertenecía a la mujer de su dueño y tome mi pañuelo que se encontraba en el mugroso suelo. Me acerque a Igg sin decirle nada y tome su mano para amarrarle mi pañuelo en su muñeca. –Gracias- Susurre sintiendo como mis piernas temblaban. Tire del pañuelo saliendo del lugar obligándolo a salir al chico también, ya que de seguir ahí correríamos el riesgo de ser víctimas de una emboscada. –Llévame a un lugar seguro, por favor- Prácticamente se lo estaba rogando. Había sido testigo de más muertes de las que podría llegar a contar, pero jamás había protagonizado una. No sentía lastima por el difunto sino por haberme tenido que ensuciar las manos por alguien como él. Pase mi lengua por mi labio inferior intentando limpiar la sangre. Si, estaba aterrada por la reacción que tomaría mi padre. Pero me tranquilizaba saber que ahí iba a estar Kraynos para intentar aliviar mis dolencias o eso creía.
Artemis Magnus
Re: "Don't scream and everything will be fine" [Artemis]
por Yggdrasill Vie Nov 20, 2015 7:12 pm
Lo que mas me extrañaba no es que aquella pelea se hubiera desarrollado como lo hizo, siempre pasaba lo mismo independientemente de como fueran las circunstancias, las peleas siempre surgían como si fuera inherente a los seres humanos. Por alguna razon, esta en particular, me había tocado bastante la fibra sensible, y no es la que me daba mas sensibilidad, mas bien era esa fibra que estaba dentro de mi espalda, esos hilos invisibles que cuando los tocabas, levantabas una oleada de dolor y rabia que se concentraba en un solo punto. No era porque me hubieran dicho algo a mi, 'puto extranjero' podía entrar en las listas de los mas y mejores recientes halagos que habría recibido.
Aquel puñetazo fue como un ensordecedor seco golpe, de no haber sido porque lo esperaba y lo había preparado, me habría dislocado la mandibula pero ahora solo tenía un poderoso dolor y no un hueso que se había salido de su articulación. No me gustaba matar, creo que a nadie normal le gustaba hacerlo y prefería darle una oportunidad, además, el castigo era mucho menor si no moría por tu culpa. Algunos dirían que yo, al clavarle la daga había sido el causante de su muerte, pero había tenido tiempo suficiente de ser curado y era él, en ultima instancia quien decidía si podía vivir o morir. Ademas, no sentía demasiada pena despues de lo que querían decir. Joder. Me cago en todo, me había hecho arder la idea de que tocaran un solo pelo de Artemis, y ni la conocía.
Crucé sin tocar mis brazos empuñando aquella reluciente y empañada daga en sangre mientras miraba al ultimo, se había girado para mirarme y no parecía estar nada asustado, como si supiera que todos los demas fueran escoria, que yo era escoria que podía aplastar. No sabía si tenía un arma, pero a esta distancia, podía lanzarme de cabeza y aunque reaccioanra mas rapido de lo normal sabía que no sufriría un contraataque. No obstante cuando estuvo apunto de hablar y yo de prepararme para su siguiente acción, fue aquella preciosa chica la que habló.
Vi lo que llevaba en la mano e intenté correr hacia ella, extender el brazo para detenerla pero estaba a unos quince pasos, en su posicion, por como sujetaba aquel arma, en cuanto el otro se girara iba a ser el fin. -¡No lo hag...! -pero ya era demasiado tarde. En cuanto se giró, y yo había dado cinco pasos el sonido de la sangre deslizandose por el metal, cayendo al suelo y encharcandolo todo anunció lo inevitable. En mi mente, la gente tenía reparos en matar, y aunque lo suyo pudo estar justificado...¿realmente aguantaría el peso de hacerlo? ¿O acaso no sentiría nada? No la juzgue pues estaba mirando la situación, quedarnos era mala idea porque uno de ellos habia huido, lo bueno era que podía vivir si quería, lo malo era que, si no se tomaba en serio mi consejo, y avisaba a la guardia, para cuando ellos vinieran él ya estaría en el suelo, enfríandose lentamente.
Se acercó a mi y tomo mi mano, de no ser porque poco despues me ataría su pañuelo en mi muñeca, uniendo las nuestras en aquel lazo. Habria pensado que tenía alguna posibilidad de besarla. No se, por aquello de haberme metido donde no me llamaban para ayudarla. Peo no funcionaba asi el mundo. Casi siempre. -No es nada. -murmuré restandole importancia, ademas, tampoco teníamos tiempo para charlas. Ella tiró de mi mientras pedia que la llevara a algun lugar seguro y mi mente se puso a trabajar en varios caminos, decidí que lo mas seguro era un lugar abierto y despejado, porque es imposible no ver venir a alguien y que nadie intentaria aprovecharse de ti en público.
-Sigueme. -le pedí, recuperando el ritmo de la marcha, saliendo por la puerta de aquel local y metiendonos de nuevo en el mercado para salir unas cinco calles mas allá. Me aseguré de que seguía conmigo, mas allá de ese pañuelo, entrelazando su mano derecha con la mia. Fue una marcha apresurada, no me sentía comodo en aquel mercado con ella por que no sabía que había pasado exactamente hasta que yo había entrado a la taberna y ellos ya estaban sobre ella para cuando eso pasó y aunque ella decidió entrar por su cuenta, el responsable de todo había sido yo.
Esquivé a la multitud antes de salir por la calle empedrada que ascendía, subiendo unas pronunciadas escaleras a prisa, sin detenerme en ningun momento para finalmente desembocar en uno de los jardines que tenía esta hermosa ciudad (recuerda que es bonita, lo horrible es lo que lo puebla). Era un lugar lleno de cesped verde, algunos cuantos arboles posicionados de forma simétrica en lo que serían facilmente trescientos pasos de lo que sería un gran rectangulo verde. Había una gran fuente que simbolizaba la 'purificación' por ser agua. Fui a uno de los laterales haciendo acopio de aquellos arboles para evitar las miradas indiscretas.
-¿Estas bien? -pregunté tras girarme y verla. Tenía el rostro enrojecido, menos que yo, pero por donde la habían golpeado, su labio inferior se había abierto suavemente y sangraba. -Tienes que evitar lamer la herida. -aconsejé antes de pasar por su labio de forma muy el lateral del dedo indice de mi mano izquierda (la que estaba libre) para retirar aquel rastro de saliva que se había entrelazado con la sangre que aun timidamente emanaba de él. -¿Querías que te mataran? Hacerse la dura no ayuda. -me tiré del cabello con suavidad antes de suspirar pesadamente, supongo que el pasado era inalterable. -Da igual, estas bien, el resto da igual. -aseguré mirandola, incluso herida la muy maldita era terriblemente hermosa. -Pero demostraste valentía, insensata, pero valentía.
Aquel puñetazo fue como un ensordecedor seco golpe, de no haber sido porque lo esperaba y lo había preparado, me habría dislocado la mandibula pero ahora solo tenía un poderoso dolor y no un hueso que se había salido de su articulación. No me gustaba matar, creo que a nadie normal le gustaba hacerlo y prefería darle una oportunidad, además, el castigo era mucho menor si no moría por tu culpa. Algunos dirían que yo, al clavarle la daga había sido el causante de su muerte, pero había tenido tiempo suficiente de ser curado y era él, en ultima instancia quien decidía si podía vivir o morir. Ademas, no sentía demasiada pena despues de lo que querían decir. Joder. Me cago en todo, me había hecho arder la idea de que tocaran un solo pelo de Artemis, y ni la conocía.
Crucé sin tocar mis brazos empuñando aquella reluciente y empañada daga en sangre mientras miraba al ultimo, se había girado para mirarme y no parecía estar nada asustado, como si supiera que todos los demas fueran escoria, que yo era escoria que podía aplastar. No sabía si tenía un arma, pero a esta distancia, podía lanzarme de cabeza y aunque reaccioanra mas rapido de lo normal sabía que no sufriría un contraataque. No obstante cuando estuvo apunto de hablar y yo de prepararme para su siguiente acción, fue aquella preciosa chica la que habló.
Vi lo que llevaba en la mano e intenté correr hacia ella, extender el brazo para detenerla pero estaba a unos quince pasos, en su posicion, por como sujetaba aquel arma, en cuanto el otro se girara iba a ser el fin. -¡No lo hag...! -pero ya era demasiado tarde. En cuanto se giró, y yo había dado cinco pasos el sonido de la sangre deslizandose por el metal, cayendo al suelo y encharcandolo todo anunció lo inevitable. En mi mente, la gente tenía reparos en matar, y aunque lo suyo pudo estar justificado...¿realmente aguantaría el peso de hacerlo? ¿O acaso no sentiría nada? No la juzgue pues estaba mirando la situación, quedarnos era mala idea porque uno de ellos habia huido, lo bueno era que podía vivir si quería, lo malo era que, si no se tomaba en serio mi consejo, y avisaba a la guardia, para cuando ellos vinieran él ya estaría en el suelo, enfríandose lentamente.
Se acercó a mi y tomo mi mano, de no ser porque poco despues me ataría su pañuelo en mi muñeca, uniendo las nuestras en aquel lazo. Habria pensado que tenía alguna posibilidad de besarla. No se, por aquello de haberme metido donde no me llamaban para ayudarla. Peo no funcionaba asi el mundo. Casi siempre. -No es nada. -murmuré restandole importancia, ademas, tampoco teníamos tiempo para charlas. Ella tiró de mi mientras pedia que la llevara a algun lugar seguro y mi mente se puso a trabajar en varios caminos, decidí que lo mas seguro era un lugar abierto y despejado, porque es imposible no ver venir a alguien y que nadie intentaria aprovecharse de ti en público.
-Sigueme. -le pedí, recuperando el ritmo de la marcha, saliendo por la puerta de aquel local y metiendonos de nuevo en el mercado para salir unas cinco calles mas allá. Me aseguré de que seguía conmigo, mas allá de ese pañuelo, entrelazando su mano derecha con la mia. Fue una marcha apresurada, no me sentía comodo en aquel mercado con ella por que no sabía que había pasado exactamente hasta que yo había entrado a la taberna y ellos ya estaban sobre ella para cuando eso pasó y aunque ella decidió entrar por su cuenta, el responsable de todo había sido yo.
Esquivé a la multitud antes de salir por la calle empedrada que ascendía, subiendo unas pronunciadas escaleras a prisa, sin detenerme en ningun momento para finalmente desembocar en uno de los jardines que tenía esta hermosa ciudad (recuerda que es bonita, lo horrible es lo que lo puebla). Era un lugar lleno de cesped verde, algunos cuantos arboles posicionados de forma simétrica en lo que serían facilmente trescientos pasos de lo que sería un gran rectangulo verde. Había una gran fuente que simbolizaba la 'purificación' por ser agua. Fui a uno de los laterales haciendo acopio de aquellos arboles para evitar las miradas indiscretas.
-¿Estas bien? -pregunté tras girarme y verla. Tenía el rostro enrojecido, menos que yo, pero por donde la habían golpeado, su labio inferior se había abierto suavemente y sangraba. -Tienes que evitar lamer la herida. -aconsejé antes de pasar por su labio de forma muy el lateral del dedo indice de mi mano izquierda (la que estaba libre) para retirar aquel rastro de saliva que se había entrelazado con la sangre que aun timidamente emanaba de él. -¿Querías que te mataran? Hacerse la dura no ayuda. -me tiré del cabello con suavidad antes de suspirar pesadamente, supongo que el pasado era inalterable. -Da igual, estas bien, el resto da igual. -aseguré mirandola, incluso herida la muy maldita era terriblemente hermosa. -Pero demostraste valentía, insensata, pero valentía.
Yggdrasill
Re: "Don't scream and everything will be fine" [Artemis]
por Artemis Magnus Sáb Nov 21, 2015 5:07 am
Él me siguió y luego era yo quien lo seguía a él. No conocía muchos lugares y tenía claro que a la casa no podía volver de momento. Observe su mano cuando entrelazo sus dedos con los míos y aunque en un primer momento amague con querer soltarlo me limite a no hacerlo. No se me era permitido tener ningún tipo de contacto, incluso, cualquier mirada curiosa podría considerarlo como algo indebido o, al menos, ese era con el pensamiento con el que me habían educado. Pero vamos a ser honestos.. no me había importado asesinar un hombre, ¿Iba a importarte lo que un puñado de desconocidos pensaran de mí?
Observe la fuente sintiendo el deseo de sumergirme en el agua con el fin de eliminar cual recuerdo o sentimiento que me abordara. Me quede inmóvil, sin quitar mi vista de sus ojos, cuando me limpio la sangre de mi labio inferior. No era la primera vez que me lastimaban de aquella manera y estaba convencida que tampoco sería la última. -¿Hacerse la dura?- Broto de mi boca de forma impulsiva denotando molestia. No me había hecho la dura sino simplemente me había dejado llevar por el momento. -¿Qué pretendías que hiciera? ¿Qué me dejara violar?- Cuestione negando a la vez que desviaba la mirada hacia cualquier punto mientras presionaba mi labio inferior provocando que más sangre brotara.
-¿Por qué me salvaste?- Ahora que lo pensaba no cuadraba que haya arriesgado su pellejo por una desconocida. -¿Por qué aun sigues junto a mí?- Volví a preguntar comenzando a llenarme de preguntas sin ninguna respuesta coherente. Quería desconfiar de él, de sus intenciones, pero no podía y no entendía por qué. Sabía que estaba a un segundo de entrar en crisis y no me sorprendía luego de lo vivido. Me acerque e él y escondí mi rostro en su pecho, quería abrazarlo, pero no consideraba que aquello fuese correcto por lo que me contuve. Ya no quería reprochar ni atacarlo por lo que quedarme en silencio era lo mejor que podía hacer. Necesitaba a mi madre para poder confesarle lo que había hecho, ya que ella sería la única incapaz de juzgar mis actos.
Observe la fuente sintiendo el deseo de sumergirme en el agua con el fin de eliminar cual recuerdo o sentimiento que me abordara. Me quede inmóvil, sin quitar mi vista de sus ojos, cuando me limpio la sangre de mi labio inferior. No era la primera vez que me lastimaban de aquella manera y estaba convencida que tampoco sería la última. -¿Hacerse la dura?- Broto de mi boca de forma impulsiva denotando molestia. No me había hecho la dura sino simplemente me había dejado llevar por el momento. -¿Qué pretendías que hiciera? ¿Qué me dejara violar?- Cuestione negando a la vez que desviaba la mirada hacia cualquier punto mientras presionaba mi labio inferior provocando que más sangre brotara.
-¿Por qué me salvaste?- Ahora que lo pensaba no cuadraba que haya arriesgado su pellejo por una desconocida. -¿Por qué aun sigues junto a mí?- Volví a preguntar comenzando a llenarme de preguntas sin ninguna respuesta coherente. Quería desconfiar de él, de sus intenciones, pero no podía y no entendía por qué. Sabía que estaba a un segundo de entrar en crisis y no me sorprendía luego de lo vivido. Me acerque e él y escondí mi rostro en su pecho, quería abrazarlo, pero no consideraba que aquello fuese correcto por lo que me contuve. Ya no quería reprochar ni atacarlo por lo que quedarme en silencio era lo mejor que podía hacer. Necesitaba a mi madre para poder confesarle lo que había hecho, ya que ella sería la única incapaz de juzgar mis actos.
Artemis Magnus
Re: "Don't scream and everything will be fine" [Artemis]
por Yggdrasill Sáb Nov 21, 2015 11:05 am
Estuve mas concentrado en sacarla de aquel lugar que en ver que diablos pensaba la gente, por suerte para ellos yo no era nada, era un extranjero, dudaba que si alguien me mirara supiera que era un esclavo, un vagabundo o una mera figura que habian visto pasar. Es lo bueno de que la gente no te conozca, como mucho hablarian de ella, pero iba lo suficientemente rápido como para que ni pudieran saber si ella estaba alli, si era ella o quien quiera que fuera ella, porque por suerte, a mi no me importaban los apellidos, las familias o cualquier chorrada que la gente consideraba importante. Para mi todos eran iguales, algunos buenos, otros horribles y nefastos, pero eran personas, podían cambiar. Creía en las segundas oportunidades y solo aquellos que habían aceptado el camino incorrecto en vez de 'verse arrastrados' por él eran los unicos que podían desaparecer de la faz de la faz de la tierra.
En rRma hay muchos jardines, pero no sirven de mucho. Quiero decir, los arboles no son frutales, no te aconsejaría beber ni un poco de agua de esa fuente porque puedes acabar en el baño vomitando, tanto por arriba como por abajo. Lo unico bueno para lo que servían era para relajarse a la luz del Sol, muchos de los mejores jardines son rpivados, estan dentro de las villas de las grandes mansiones, donde jamás pondré un pie al menos invitado, tenian una muralla exterior que los protegía del mundo pero como toda muralla siempre puede saltarse, cruzarse o colarse. Incluso con ropas de un esclavo. Pero ahora era lo que ella necesitaba, un lugar abierto que transmitiera tranquilidad y usando los arboles como cobijo nadie nos miraria, aunque para que mentir, a mi nunca me miraban. A ella...con la belleza que desprendía era otro caso.
Sus ojos se clavaron en los mios cuando retiré con suavidad aquel liquido translucido y rojizo que era su sangre entremezclada con la saliva, no me daba ni asco ni pudor, en mi vida habia tenido que ver cosas desagradables y las asocié a algo normal, curar una herida, colocar un hueso dislocado, y definitivamente un poco de saliva de una bella mujer y un poco de sangre apenas me hacían sentir nada malo, mas bien...lo contrario. Respondí la mirada con un sonrisa. Quería tranquilizarla, mas allá del trauma que aquello podía suponer, quería que estuviera bien, y eso significaba que quería protegerla y aquello iba mas de la necesidad de descubrir de donde venía el aura del misterio. Me importaba y el porqué estaba encerrado dentro de mi, tan profundamente que no encontraba la razón pero nunca me habian hecho falta razones para hacer lo que quería.
-No, por supuesto que no. -la respuesta fue inmediata, el mero hecho de pensar que la tocaban de esa manera volvía ha hacer ebullir mi sangre. Quizas no tenía una respuesta, porque habia sido mi culpa que ella decidiera entrar allí, asi que no dije nada. Pero ante esas ocasiones debí de mantenerse indiferente, hasta que tuviera que defenderse y sobre todo no intentar provocar, atacas y te vas, no es un juego de gladiadores, aqui el espectaculo te puede costar muy, muy caro.
Pero fue su siguiente sucesión de preguntas las que me dejaron sin habla durante un instante. ¿Que podía decirle? ¿Que su aura encantadoramente atrayente y misteriosa me había calado hasta los huesos? Claro, como si eso fuera a funcionar. Parecería que solo lo hice por intentar acostarme con ella y haría que todo lo que hice atrás sirviera para nada, que solo fuera una excusa. ¿Y porque seguía con ella? ¿Porque no quería separarme de su lado? Y volvíamos a lo mismo, ¿como le explicaba lo especial que era si eso significaba, en su mundo que tenía que ser por mantener un acercamiento intimo? La gente de este 'mundo' cree que la gente no ayuda a los demas porque así lo sienta, siempre quieren recompensas, siempre quieren sacar algo de provecho. Mentiría si dijera que aquella idea, la de algo intimo con ella no se había pasado por mi mente, ¿pero eso podía anular todo el resto que no podía explicar?
Se acercó a mi y colocó su rostro en mi hombro, en un intento mas que evidente de sentirse o bien cerca de mi, o bien a mi lado, o bien que la protegiera de lo que fuera que estuviera por venir, quizas el shock de lo que había pasado, matar a una persona nunca era facil, y yo lo sabía. Ella no me abrazó pero entendí que lo quería, suponía que en su mundo el 'tocar a un extranjero' que solo era uno de los tantos calificativos que me describían era algo prohibido o inadecuado. Pero a mi me dio igual quien fuera ella, asi que la atraje a mi por sus caderas y rodee su espalda con mis brazos, manteniendola a mi lado.
-Todo está bien Artemis, ya pasó. -aseguré intentando transmitirle la mayor calidez y confort que podía. -Ya pasó. -repetí con voz suave con el unico fin de calmarla. Pude notar por segunda vez su piel y era maravillosamente sedosa y suave, la dichosa Artemis tenía menos defectos que mi daga, que consideraba que era el unico objeto perfecto en este mundo, facil de esconder, rápida de sacar y se adaptaba a als situaciones, ademas de ser resistente y muy cara, pero ya me habia encargado de robarla. Di un suave beso a su cabeza, con lo que quizas me extralimité con ella pero no habia reaccionado como el resto de mujeres con las que mis encantos podían o no usarse, pero ella habia demostrado ser especial, y estar en una situacion de vida o muerte, un beso cariñoso no creo que fuera a matarla.
-¿Pensabas que te dejaría allí sola? -pregunté retoricamente. -Necesitabas ayuda, estaba allí para ofrecertela y no iba a permitir que nadie te pusiera una mano encima. -inspiré con suavidad intentando cuadrar mi respiracion con mi pulso por debajo de las cuarenta para hacer que aquel ritmo la calmara poco a poco. -Tienes un aura atrayente para mi. -aseguré como si esa fuera una razón normal. -Es mas que suficiente para mi. -sí, en mi vida siempre me habian dicho "haz esto, no hagas esto" y tenia siempre una lista de prohibiciones y responsabilidades o probablemente me esperaba la muerte y aun así, el misterio, la atracción y la curiosidad eran inherentes a mi. No podía evitar que ella me atrajera. -Puede que no te conozca -intenté explicar- pero solo el hecho de pensar que iban a hacerte algo hizo hervir mi sangre, y cuando te golpearon me dejé llevar.
La gente no hacía las cosas por razones obvias, ni evidentes, cada uno tenía unas razones internas, no eran buenas ni malas, ni el bien ni el mal existen, solo son acciones que pueden comprenderse o no, para mi ella era como un tesoro, incluso si ella en condiciones normales solo me hubiera visto como escoria. Me daba igual si quería seguir viviendo en la oscuridad mas absoluta, no dejaría de insistir en mi luz. Al fin y al cabo, haría que tuviera fé y una segunda oportunidad fuera de este mundo terrenal, incluso si era lo unico que podía conseguir de ella. El Valhala necesitaba un alma como ella.
-No me iré hasta que no me pidas, de corazón, que me vaya. -informé con una sonrisa encantadora, intentando buscar sus ojos de nuevo. -Pero te costara echarme, no acepto los no por respuesta. -reí con suavidad, tenía gracia que un esclavo dijerá eso, pero era lo que había. -¿Te encuentras mejor? -pregunté mirandola. No es que no quisiera estar asi por siempre pero sabía que ella no se habia atrevido a abrazarme asi que no podía durar mucho.
En rRma hay muchos jardines, pero no sirven de mucho. Quiero decir, los arboles no son frutales, no te aconsejaría beber ni un poco de agua de esa fuente porque puedes acabar en el baño vomitando, tanto por arriba como por abajo. Lo unico bueno para lo que servían era para relajarse a la luz del Sol, muchos de los mejores jardines son rpivados, estan dentro de las villas de las grandes mansiones, donde jamás pondré un pie al menos invitado, tenian una muralla exterior que los protegía del mundo pero como toda muralla siempre puede saltarse, cruzarse o colarse. Incluso con ropas de un esclavo. Pero ahora era lo que ella necesitaba, un lugar abierto que transmitiera tranquilidad y usando los arboles como cobijo nadie nos miraria, aunque para que mentir, a mi nunca me miraban. A ella...con la belleza que desprendía era otro caso.
Sus ojos se clavaron en los mios cuando retiré con suavidad aquel liquido translucido y rojizo que era su sangre entremezclada con la saliva, no me daba ni asco ni pudor, en mi vida habia tenido que ver cosas desagradables y las asocié a algo normal, curar una herida, colocar un hueso dislocado, y definitivamente un poco de saliva de una bella mujer y un poco de sangre apenas me hacían sentir nada malo, mas bien...lo contrario. Respondí la mirada con un sonrisa. Quería tranquilizarla, mas allá del trauma que aquello podía suponer, quería que estuviera bien, y eso significaba que quería protegerla y aquello iba mas de la necesidad de descubrir de donde venía el aura del misterio. Me importaba y el porqué estaba encerrado dentro de mi, tan profundamente que no encontraba la razón pero nunca me habian hecho falta razones para hacer lo que quería.
-No, por supuesto que no. -la respuesta fue inmediata, el mero hecho de pensar que la tocaban de esa manera volvía ha hacer ebullir mi sangre. Quizas no tenía una respuesta, porque habia sido mi culpa que ella decidiera entrar allí, asi que no dije nada. Pero ante esas ocasiones debí de mantenerse indiferente, hasta que tuviera que defenderse y sobre todo no intentar provocar, atacas y te vas, no es un juego de gladiadores, aqui el espectaculo te puede costar muy, muy caro.
Pero fue su siguiente sucesión de preguntas las que me dejaron sin habla durante un instante. ¿Que podía decirle? ¿Que su aura encantadoramente atrayente y misteriosa me había calado hasta los huesos? Claro, como si eso fuera a funcionar. Parecería que solo lo hice por intentar acostarme con ella y haría que todo lo que hice atrás sirviera para nada, que solo fuera una excusa. ¿Y porque seguía con ella? ¿Porque no quería separarme de su lado? Y volvíamos a lo mismo, ¿como le explicaba lo especial que era si eso significaba, en su mundo que tenía que ser por mantener un acercamiento intimo? La gente de este 'mundo' cree que la gente no ayuda a los demas porque así lo sienta, siempre quieren recompensas, siempre quieren sacar algo de provecho. Mentiría si dijera que aquella idea, la de algo intimo con ella no se había pasado por mi mente, ¿pero eso podía anular todo el resto que no podía explicar?
Se acercó a mi y colocó su rostro en mi hombro, en un intento mas que evidente de sentirse o bien cerca de mi, o bien a mi lado, o bien que la protegiera de lo que fuera que estuviera por venir, quizas el shock de lo que había pasado, matar a una persona nunca era facil, y yo lo sabía. Ella no me abrazó pero entendí que lo quería, suponía que en su mundo el 'tocar a un extranjero' que solo era uno de los tantos calificativos que me describían era algo prohibido o inadecuado. Pero a mi me dio igual quien fuera ella, asi que la atraje a mi por sus caderas y rodee su espalda con mis brazos, manteniendola a mi lado.
-Todo está bien Artemis, ya pasó. -aseguré intentando transmitirle la mayor calidez y confort que podía. -Ya pasó. -repetí con voz suave con el unico fin de calmarla. Pude notar por segunda vez su piel y era maravillosamente sedosa y suave, la dichosa Artemis tenía menos defectos que mi daga, que consideraba que era el unico objeto perfecto en este mundo, facil de esconder, rápida de sacar y se adaptaba a als situaciones, ademas de ser resistente y muy cara, pero ya me habia encargado de robarla. Di un suave beso a su cabeza, con lo que quizas me extralimité con ella pero no habia reaccionado como el resto de mujeres con las que mis encantos podían o no usarse, pero ella habia demostrado ser especial, y estar en una situacion de vida o muerte, un beso cariñoso no creo que fuera a matarla.
-¿Pensabas que te dejaría allí sola? -pregunté retoricamente. -Necesitabas ayuda, estaba allí para ofrecertela y no iba a permitir que nadie te pusiera una mano encima. -inspiré con suavidad intentando cuadrar mi respiracion con mi pulso por debajo de las cuarenta para hacer que aquel ritmo la calmara poco a poco. -Tienes un aura atrayente para mi. -aseguré como si esa fuera una razón normal. -Es mas que suficiente para mi. -sí, en mi vida siempre me habian dicho "haz esto, no hagas esto" y tenia siempre una lista de prohibiciones y responsabilidades o probablemente me esperaba la muerte y aun así, el misterio, la atracción y la curiosidad eran inherentes a mi. No podía evitar que ella me atrajera. -Puede que no te conozca -intenté explicar- pero solo el hecho de pensar que iban a hacerte algo hizo hervir mi sangre, y cuando te golpearon me dejé llevar.
La gente no hacía las cosas por razones obvias, ni evidentes, cada uno tenía unas razones internas, no eran buenas ni malas, ni el bien ni el mal existen, solo son acciones que pueden comprenderse o no, para mi ella era como un tesoro, incluso si ella en condiciones normales solo me hubiera visto como escoria. Me daba igual si quería seguir viviendo en la oscuridad mas absoluta, no dejaría de insistir en mi luz. Al fin y al cabo, haría que tuviera fé y una segunda oportunidad fuera de este mundo terrenal, incluso si era lo unico que podía conseguir de ella. El Valhala necesitaba un alma como ella.
-No me iré hasta que no me pidas, de corazón, que me vaya. -informé con una sonrisa encantadora, intentando buscar sus ojos de nuevo. -Pero te costara echarme, no acepto los no por respuesta. -reí con suavidad, tenía gracia que un esclavo dijerá eso, pero era lo que había. -¿Te encuentras mejor? -pregunté mirandola. No es que no quisiera estar asi por siempre pero sabía que ella no se habia atrevido a abrazarme asi que no podía durar mucho.
Yggdrasill
Re: "Don't scream and everything will be fine" [Artemis]
por Artemis Magnus Dom Nov 22, 2015 10:23 pm
A decir verdad, era mínimo lo que mi cabeza podía procesar con claridad en ese momento. Si cerraba los ojos venían a mi mente escenas de la taberna en donde el suceso finalizaba con el empuñar de mi espada. Jamás había utilizado una espada que no fuese de madera ni mucho menos le había ocasionado daño a alguien más. Pero confiaba en que los dioses no juzgarían mis acciones sino que depararían para mi destino un buen rumbo porque al fin y al cabo ellos habían sido testigos de mi auto defensa. Y pese a que el hombre frente a mis ojos me resultase una incógnita no descartaba la posibilidad de que haya sido enviado por los dioses con el objetivo de protegerme.
No correspondí el abrazo, pero aun así me sentí a salvo. No sabía que agregar a sus respuestas, ya que en definitiva sus excusas eras propias de él y no era la indicada para juzgarlo. Tome distancia cuando se apartó y fije mi mirada en su rostro. –Estoy mejor- Afirme apartando las dolencias de mi cuerpo y los pensamientos de mi mente. –Gracias a ti lo estoy- Acepte acariciando su mejilla golpeada. Crecer dentro de un ludus había forjado un sentimiento frio ante las personas, ya que había visto como esclavos se asesinaban entre sí con frialdad solo para destacar ante los ojos de mi padre y no podía negar que siempre los había admirado. No podía sentir pena por ellos sino todo lo contrario, pero ahora.. ahora volvía a florecer dentro de mi aquella sensación de preocupación.
Le di un beso justo donde lucia el golpe y pegue mi frente contra la de él. –Es por tu vida por la que solo debes pelear. No dejes que nadie te la quite- Susurre sobre su piel deslizando mis labios hasta los suyo. Sabía que muchos intentarían matarlo a lo largo del tiempo como también comprarlo, pero debía de saber que nadie podía ponerle precio a su vida aunque la realidad le jugaba muy en contra a mi pensamiento. Recupere el beso que me había robado en el mercado, pero a diferencia de aquel ésta vez sí me permití disgustar los labios ajenos. –Entonces, deberás acostumbrarte a la idea de no siempre obtener un si por respuesta- Añadí separándome de sus labios sin evitar centrar mi atención en sus ojos. Lo abrace por los costados y le dedique una sonrisa que reflejaba entre lo apenada que me sentía por aquello y lo feliz que me sentía por tenerlo ahí.
No correspondí el abrazo, pero aun así me sentí a salvo. No sabía que agregar a sus respuestas, ya que en definitiva sus excusas eras propias de él y no era la indicada para juzgarlo. Tome distancia cuando se apartó y fije mi mirada en su rostro. –Estoy mejor- Afirme apartando las dolencias de mi cuerpo y los pensamientos de mi mente. –Gracias a ti lo estoy- Acepte acariciando su mejilla golpeada. Crecer dentro de un ludus había forjado un sentimiento frio ante las personas, ya que había visto como esclavos se asesinaban entre sí con frialdad solo para destacar ante los ojos de mi padre y no podía negar que siempre los había admirado. No podía sentir pena por ellos sino todo lo contrario, pero ahora.. ahora volvía a florecer dentro de mi aquella sensación de preocupación.
Le di un beso justo donde lucia el golpe y pegue mi frente contra la de él. –Es por tu vida por la que solo debes pelear. No dejes que nadie te la quite- Susurre sobre su piel deslizando mis labios hasta los suyo. Sabía que muchos intentarían matarlo a lo largo del tiempo como también comprarlo, pero debía de saber que nadie podía ponerle precio a su vida aunque la realidad le jugaba muy en contra a mi pensamiento. Recupere el beso que me había robado en el mercado, pero a diferencia de aquel ésta vez sí me permití disgustar los labios ajenos. –Entonces, deberás acostumbrarte a la idea de no siempre obtener un si por respuesta- Añadí separándome de sus labios sin evitar centrar mi atención en sus ojos. Lo abrace por los costados y le dedique una sonrisa que reflejaba entre lo apenada que me sentía por aquello y lo feliz que me sentía por tenerlo ahí.
Artemis Magnus
Re: "Don't scream and everything will be fine" [Artemis]
por Yggdrasill Lun Nov 23, 2015 12:39 am
'Un esclavo no es mas que una herramienta, no sirve si nadie le da uso y si la herramienta falla hay que reforjarla, golpe a golpe, con suerte aprenderá cual es su lugar y si no lo hace, bueno, siempre pueden encontrarse mas' era curioso como alguien que habia sido 'moldeado' para seguir esa linea de pensamiento había desarrollado un pensamiento tan diametralmente opuesto. Yo ya tenía mis ideas y mi forma de ser cuando me encadenaron. Yo ya era alguien antes de ser un esclavo y aunque consiguieron hacer que tuviera pánico del mundo, que tuviera pánico de mi mismo y de esas voces, esas imagenes que no podía controlar y que al final me condenaban a ejecutarse fuera como fuera, pasara lo que pasara, los AEsir hablaban y yo actuaba y lo aceptaba, ellos no se equivocaban. Sabía cuidarme, había estado en quince minas, en ellas pasé mi infancia, la gran parte de ella hasta que me trajeron aqui hará casi tres años, sabía como sobrevivir con un amo al que no le importabas nada y que el esfuerzo fisico era un requisito hasta puntos inimaginables. A veces envidiaba a los gladiadores, para ellos todo se acababa en un instante, a nosotros, a mi, me habian puesto a prueba durante años y un simple fallo, una herida, una enfermedad y si sobrevivías, probablemente no lo hiceras ante el capataz.
No la conocía pero sabía que ella no era de las que molerían a un eslcavo por tocarla. Había acudido a mi varias veces y necesitaba que la protegieran, ¿porque no iba a hacerlo yo? Quería hacerlo y para que mentir, olía muy bien, su presencia era absorbente y actuaba como la luz del sol ante los girasoles, atrayendolos de forma total. Tras aquel abrazo se apartó, retiré mis manos de su cuerpo y sonreí, no habia nada mas tranquilizador que una sonrisa, a los señores no les gustaba nada, especialmente cuando te apaleaban pero, ¡que se jodan! Ninguna persona o ser me quitará jamas la sonrisa del rostro, sonreir es la unica diferencia entre darse por vencido y levantarse una vez mas.
-Me alegra saberlo. -aseguré antes de mirar su mano de reojo, el instinto nunca fallaba, siempre que alguien levantaba la mano era para golpear pero no me moví, nunca me movía, si alguien iba a pegarme no pensaba moverme, lo que mas le molestaba a la gente era la resistencia pasiva y funcionaba mas de lo que se esperaria siempre que aguantaras lo suficiente. Sabía que Artemis no me golpearia aunque podria hacerlo aun estaba el hecho de que habia robado un beso asi que si, era mas que entendible. Pero solo acarició mi mejilla, un sutil ardor invadió mi mejilla ante aquel contacto y mis pulsaciones se elevaron diecisiete por encima de mis cuarenta y una normales.
No cortó la distancia incluso tras aquellas caricias, tan suaves como un susurro pero tan calientes como un fuego. No noté hasta que ella posó su suave mano, lo delicada que parecía su piel, ni lo sensible que tenía la mia despues de aquel golpe directo, por suerte todos mis dientes seguian en su sitio y la mandibula donde tenía que estar. Pero entonces la acortó, besando mi mejilla, no me moví ni un apice, aunque en otras ocasiones habría aprovechado para un contacto mas especial no creo que se mereciera que me pudiera aprovechar de ella, ni quería aprovecharme. No era adecuado y eso era lo que importaba.
Abrí la boca para contestar pero fue entonces cuando su boca envolvió la mia. Fue un contacto caliente, suave, extrañamente dulce e intenso al mismo tiempo que tierno y delicado. Me dejé llevar por ella, un beso lento, muy diferente del que le había robado antes, ahor apodía notar que ella quería, notaba que quería besarme y eso ayudaba mucho. Sus labios eran finos pero suaves, atrapé su superior entre los mios mientras ella hacía lo propio con mi inferior, el pulso subió casi treinta pulsaciones mas, de golpe, fue como un golpe en el corazón que lejos de doler solo me hizo sentir mas vivo. Duro muy poco, quise hacer que durara minutos, horas, dias incluso pero se separó de mi, y mis ojos que se habian cerrado por instinto se volvieron a abrir, pero justo antes de separarnos, atrapé muy sutilmente su labio inferior entre mis dientes, si tan solo pudiera mantenerla donde estaba...unos segundos mas.
-Pues si esto es un no... -susurré casi como si fuera un secreto entre ambos. -...lamento decirte que ahora si que no pararé hasta tener todos los 'sí' que existan y mas. -diablos, aquello, aquello habia sido maravilloso. -rodee de nuevo su espalda con mis brazos, habia pasado de que le robaran besos y dar abrazos que no se atrevia a corresponder a ser ella la que tomaba la iniciativa. No me desagradaba, en absoluto, de hecho era una faceta que le quedaba muy, muy bien. -Siempre peleo por mi vida, pero si puedo pelear por la tuya me aseguraré de que no pierdas. -sentencié sin duda alguna, no por ser ella en especifico sino porque si me preocupaba por alguien, no aceptaba 'no' por respuesta. -¿De que sirve vivir si no puedes intentar salvar lo que quieres, lo que te importa? -sí, los esclavos, yo, uno de ellos, hablaba del futuro como si tuviera uno, y ni si quiera escogía como, cuando o donde aparecían esas visiones, quizas yo era el que menos futuro tenía pero el que mas se encargaba de disfrutar el día a dia, pues solo asi se llega al futuro.
Se produjo un instante de silencio, no incomodo, simplemente, un silencio intimo, abrazados, unidos por algo puro que era ese sentimiento de proteccion, temía que se fuera. No quería. Era como una hoguera en un frío dia de invierno pero sabia que se iría, no muy lejos, pero que se iría, asi que tenía que hacer lo que mejor se me daba, hacer que tuviera fé, si no en mi, en el mañana, y sino en que las cosas siempre saldrán bien, incluso cuando no salen bien. Solo fé, pues la fé es capaz de dar vida allá donde solo hay muerte. -Sabes, besas terriblemente bien. -halagué con una suave risa, al final la alegría solo se contagiaba riendo, y si iba a airse, al menos que fuera con una sonrisa en la boca.
No la conocía pero sabía que ella no era de las que molerían a un eslcavo por tocarla. Había acudido a mi varias veces y necesitaba que la protegieran, ¿porque no iba a hacerlo yo? Quería hacerlo y para que mentir, olía muy bien, su presencia era absorbente y actuaba como la luz del sol ante los girasoles, atrayendolos de forma total. Tras aquel abrazo se apartó, retiré mis manos de su cuerpo y sonreí, no habia nada mas tranquilizador que una sonrisa, a los señores no les gustaba nada, especialmente cuando te apaleaban pero, ¡que se jodan! Ninguna persona o ser me quitará jamas la sonrisa del rostro, sonreir es la unica diferencia entre darse por vencido y levantarse una vez mas.
-Me alegra saberlo. -aseguré antes de mirar su mano de reojo, el instinto nunca fallaba, siempre que alguien levantaba la mano era para golpear pero no me moví, nunca me movía, si alguien iba a pegarme no pensaba moverme, lo que mas le molestaba a la gente era la resistencia pasiva y funcionaba mas de lo que se esperaria siempre que aguantaras lo suficiente. Sabía que Artemis no me golpearia aunque podria hacerlo aun estaba el hecho de que habia robado un beso asi que si, era mas que entendible. Pero solo acarició mi mejilla, un sutil ardor invadió mi mejilla ante aquel contacto y mis pulsaciones se elevaron diecisiete por encima de mis cuarenta y una normales.
No cortó la distancia incluso tras aquellas caricias, tan suaves como un susurro pero tan calientes como un fuego. No noté hasta que ella posó su suave mano, lo delicada que parecía su piel, ni lo sensible que tenía la mia despues de aquel golpe directo, por suerte todos mis dientes seguian en su sitio y la mandibula donde tenía que estar. Pero entonces la acortó, besando mi mejilla, no me moví ni un apice, aunque en otras ocasiones habría aprovechado para un contacto mas especial no creo que se mereciera que me pudiera aprovechar de ella, ni quería aprovecharme. No era adecuado y eso era lo que importaba.
Abrí la boca para contestar pero fue entonces cuando su boca envolvió la mia. Fue un contacto caliente, suave, extrañamente dulce e intenso al mismo tiempo que tierno y delicado. Me dejé llevar por ella, un beso lento, muy diferente del que le había robado antes, ahor apodía notar que ella quería, notaba que quería besarme y eso ayudaba mucho. Sus labios eran finos pero suaves, atrapé su superior entre los mios mientras ella hacía lo propio con mi inferior, el pulso subió casi treinta pulsaciones mas, de golpe, fue como un golpe en el corazón que lejos de doler solo me hizo sentir mas vivo. Duro muy poco, quise hacer que durara minutos, horas, dias incluso pero se separó de mi, y mis ojos que se habian cerrado por instinto se volvieron a abrir, pero justo antes de separarnos, atrapé muy sutilmente su labio inferior entre mis dientes, si tan solo pudiera mantenerla donde estaba...unos segundos mas.
-Pues si esto es un no... -susurré casi como si fuera un secreto entre ambos. -...lamento decirte que ahora si que no pararé hasta tener todos los 'sí' que existan y mas. -diablos, aquello, aquello habia sido maravilloso. -rodee de nuevo su espalda con mis brazos, habia pasado de que le robaran besos y dar abrazos que no se atrevia a corresponder a ser ella la que tomaba la iniciativa. No me desagradaba, en absoluto, de hecho era una faceta que le quedaba muy, muy bien. -Siempre peleo por mi vida, pero si puedo pelear por la tuya me aseguraré de que no pierdas. -sentencié sin duda alguna, no por ser ella en especifico sino porque si me preocupaba por alguien, no aceptaba 'no' por respuesta. -¿De que sirve vivir si no puedes intentar salvar lo que quieres, lo que te importa? -sí, los esclavos, yo, uno de ellos, hablaba del futuro como si tuviera uno, y ni si quiera escogía como, cuando o donde aparecían esas visiones, quizas yo era el que menos futuro tenía pero el que mas se encargaba de disfrutar el día a dia, pues solo asi se llega al futuro.
Se produjo un instante de silencio, no incomodo, simplemente, un silencio intimo, abrazados, unidos por algo puro que era ese sentimiento de proteccion, temía que se fuera. No quería. Era como una hoguera en un frío dia de invierno pero sabia que se iría, no muy lejos, pero que se iría, asi que tenía que hacer lo que mejor se me daba, hacer que tuviera fé, si no en mi, en el mañana, y sino en que las cosas siempre saldrán bien, incluso cuando no salen bien. Solo fé, pues la fé es capaz de dar vida allá donde solo hay muerte. -Sabes, besas terriblemente bien. -halagué con una suave risa, al final la alegría solo se contagiaba riendo, y si iba a airse, al menos que fuera con una sonrisa en la boca.
Yggdrasill
Re: "Don't scream and everything will be fine" [Artemis]
por Artemis Magnus Mar Nov 24, 2015 4:59 am
Deje que me tomara por la cintura sin intención de apartarme de él sino todo lo contrario. Era difícil que me permitiera estar de igual forma con alguien, solo una persona se había ganado ese derecho hace mucho y aun lo sigue gozando, pero aquel esclavo también lo había logrado.. en menor tiempo, pero logrado en fin. No sabía que nos esperaría los dioses, pero si sabía que no iba a ser un futuro juntos. No juzgaba mi destino, pero en momentos si añoraba no ser quien era. -¿Te importo?- Pregunte sujetándolo aun con más fuerzas. No sabía qué tenía él, pero me atraía de una manera que pocos habían conseguido.
Su comentario no hizo más que encender mis mejillas. –No es cierto- Oculte mi rostro en su hombro avergonzada. Mi madre me había instruido para que sea una dama honoraria y aunque a veces sabía que mis actos no siempre complacían a los demás no podía dejar de actuar como sentía. Mis amistades, hijas de políticos en su mayoría, ya se encontraban casadas y se dedicaban a complacer a sus esposos, pero yo aún no solo me salvaba del matrimonio sino también de tener que complacer a un hombre más íntimamente. –Tu besas.. como si fueras poseído por los dioses mismos- Susurre aun ocultando mi rostro. No quería que notara mi cara colorada.
La suave brisa no tardo en hacerse notar haciéndome saber que la caída del sol pronto llegaría. –No te volveré a ver, ¿Cierto?- Si no estaba presente durante la cena estaba segura que ni mi madre sería capaz de librarme de la ira de mi padre, pero para ese entonces aun contaba con un poco de tiempo a mi favor. –Dejemos todo en manos de los dioses- Agregue con fe. No obstante, siempre le había pedido a los dioses por la libertad de Kraynos para así poder huir juntos.. algo que aún seguía latente en mi corazón como cabeza haciéndome sentir terrible por lo que estaba haciendo ahora, ¿Y si los dioses decidían castigarme?. Negué ante ese pensamiento y aproveche mi posición para olfatearlo sutilmente. No olía de mil maravillas, pero tampoco era desagradable, ya que se podía percibir un aroma que seguramente era propio de él y que se me haría presente cada vez que lo pensara.
Su comentario no hizo más que encender mis mejillas. –No es cierto- Oculte mi rostro en su hombro avergonzada. Mi madre me había instruido para que sea una dama honoraria y aunque a veces sabía que mis actos no siempre complacían a los demás no podía dejar de actuar como sentía. Mis amistades, hijas de políticos en su mayoría, ya se encontraban casadas y se dedicaban a complacer a sus esposos, pero yo aún no solo me salvaba del matrimonio sino también de tener que complacer a un hombre más íntimamente. –Tu besas.. como si fueras poseído por los dioses mismos- Susurre aun ocultando mi rostro. No quería que notara mi cara colorada.
La suave brisa no tardo en hacerse notar haciéndome saber que la caída del sol pronto llegaría. –No te volveré a ver, ¿Cierto?- Si no estaba presente durante la cena estaba segura que ni mi madre sería capaz de librarme de la ira de mi padre, pero para ese entonces aun contaba con un poco de tiempo a mi favor. –Dejemos todo en manos de los dioses- Agregue con fe. No obstante, siempre le había pedido a los dioses por la libertad de Kraynos para así poder huir juntos.. algo que aún seguía latente en mi corazón como cabeza haciéndome sentir terrible por lo que estaba haciendo ahora, ¿Y si los dioses decidían castigarme?. Negué ante ese pensamiento y aproveche mi posición para olfatearlo sutilmente. No olía de mil maravillas, pero tampoco era desagradable, ya que se podía percibir un aroma que seguramente era propio de él y que se me haría presente cada vez que lo pensara.
Artemis Magnus
Re: "Don't scream and everything will be fine" [Artemis]
por Yggdrasill Mar Nov 24, 2015 1:40 pm
Quizas solo era una ilusión, un pequeño descanso de una prisión terrenal, pero siempre me tomaba todo lo que pasaba con la mejor de las sonrisas. Daba igual que te apalearan, que esutvieras al borde del hambre o el frio te acongojara, en la vida estar parado era letal, siempre había que moverse, siempre había que calentarse, que vivir. Y si alguien como yo, que se suponía no tenía que tener esperanza por nada podía comprenderlo significaba que el resto del mundo se había obstinado en creer una posible verdad como absoluta para autocompadecerse de ellos mismos. Puede que nunca llegaramos a estar juntos, puede que nuestros lazos jamás formaran un nudo y que solo estuvieramos destinados a tomar caminos sinuosos que solo nos acercaran, manteniendolos al mismo tiempo alejados. ¿Pero sabes qué? Que me traía sin cuidado lo que sus dioses o los mios dijeran, nadie, jamás iba a ponerme cadenas que me oprimieran, había jurado sobre todo lo que era, por la sangre que corría por mis venas, que el unico que decidiría cuanto podría volar o no, fuera yo mismo.
-Ahá. -murmuré acariciando con suavidad su cabello, puede que el acto de matar a una persona fuera terrible, siempre lo era, incluso cuando no te quedaba mas opción posible. Y como sabía que la situación se había ido de las manos, tenia que sentir que no iba a pensar peor de ella, necesitaba proteccion y yo podía darsela igual que me hubiera gustado que alguien, quien fuera, me hubiera ayudado a mi cuando aquello pasó. -Hasta el punto de desenvainar un arma y usarla si alguien intenta tocarte. -y aquello tenia cierta gracia, porque era lo que había pasado, y era cierto, no me pensé ni un instante que hacía, mi mayor objetivo era el de apartarlos de ella y con el resto...ya improvisaría algo.
Me gustó aquella parte que sacó al exterior ante mi piropo, especialmente porque se refugió en mi y acaricie su cabello con mas suavidad, intentando hacer que se calmara o diciendole al mismo tiempo que no importaba que sintiera vergüenza, eso la hacía aun mas deseable, ironicamente. Rei con suavidad ante su halago, me habia causado diversión si era sincero. -Pero eso tiene una explicacion... -murmuré en su oído de forma cálida y lenta - es porque tengo a una diosa delante.- Acaricie lentamente sus costados aun por encima de la ropa, aquello solía tranquilizar y quizas con suerte conseguía ver aquel rostro enrojecido cuya temperatura calentaa mi cuello de una notoria forma que solo era comparable a un fuego en invierno.
Negué con la cabeza ante su frase. -Me dan igual todos los dioses, te veré de nuevo. -tenía su nombre, tenía su aroma y tenia sus besos, tenía solo con la curiosidad era capaz de pasarme dias siguiendo a los sujetos mas llamativos sin decir nada, observando aquel misterio que los envolvian y preguntando de aqui para alla hasta descifrar la pregunta mas profunda de ellos "quienes eran" algo mas allá de un nombre, sino literalmente "quienes eran". Deslicé mi mirada al exterior, el cielo se estaba volviendo dorado y con él llegaría el purpura seguido de un oscuro azul celeste. -¿Quieres que te acompañe a casa, Artemis? -podía esperar un no por muchas razones, pero sabia que no podría estar aqui por siempre, ni yo tenía un lugar en el que estar con claridad ni dejaría que tal belleza tuviera que vivir como yo, a mi no me molestaba pero yo ya me habia acostumbrado y ella, como la fragil y hermosa rosa que era, no debía de sufrir ningun tipo de percance, ademas, si decía que si quizas podría saber mas de ella, pero saber que se llamaba Artemis, como olía, y lo bien que besaba habia sido mucho mas sorpresivo, rápido e intenso que con cualquier otra.
-Ahá. -murmuré acariciando con suavidad su cabello, puede que el acto de matar a una persona fuera terrible, siempre lo era, incluso cuando no te quedaba mas opción posible. Y como sabía que la situación se había ido de las manos, tenia que sentir que no iba a pensar peor de ella, necesitaba proteccion y yo podía darsela igual que me hubiera gustado que alguien, quien fuera, me hubiera ayudado a mi cuando aquello pasó. -Hasta el punto de desenvainar un arma y usarla si alguien intenta tocarte. -y aquello tenia cierta gracia, porque era lo que había pasado, y era cierto, no me pensé ni un instante que hacía, mi mayor objetivo era el de apartarlos de ella y con el resto...ya improvisaría algo.
Me gustó aquella parte que sacó al exterior ante mi piropo, especialmente porque se refugió en mi y acaricie su cabello con mas suavidad, intentando hacer que se calmara o diciendole al mismo tiempo que no importaba que sintiera vergüenza, eso la hacía aun mas deseable, ironicamente. Rei con suavidad ante su halago, me habia causado diversión si era sincero. -Pero eso tiene una explicacion... -murmuré en su oído de forma cálida y lenta - es porque tengo a una diosa delante.- Acaricie lentamente sus costados aun por encima de la ropa, aquello solía tranquilizar y quizas con suerte conseguía ver aquel rostro enrojecido cuya temperatura calentaa mi cuello de una notoria forma que solo era comparable a un fuego en invierno.
Negué con la cabeza ante su frase. -Me dan igual todos los dioses, te veré de nuevo. -tenía su nombre, tenía su aroma y tenia sus besos, tenía solo con la curiosidad era capaz de pasarme dias siguiendo a los sujetos mas llamativos sin decir nada, observando aquel misterio que los envolvian y preguntando de aqui para alla hasta descifrar la pregunta mas profunda de ellos "quienes eran" algo mas allá de un nombre, sino literalmente "quienes eran". Deslicé mi mirada al exterior, el cielo se estaba volviendo dorado y con él llegaría el purpura seguido de un oscuro azul celeste. -¿Quieres que te acompañe a casa, Artemis? -podía esperar un no por muchas razones, pero sabia que no podría estar aqui por siempre, ni yo tenía un lugar en el que estar con claridad ni dejaría que tal belleza tuviera que vivir como yo, a mi no me molestaba pero yo ya me habia acostumbrado y ella, como la fragil y hermosa rosa que era, no debía de sufrir ningun tipo de percance, ademas, si decía que si quizas podría saber mas de ella, pero saber que se llamaba Artemis, como olía, y lo bien que besaba habia sido mucho mas sorpresivo, rápido e intenso que con cualquier otra.
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